Una 'bola' de anécdotas

Bravos y ocurrentes como eran, los personajes de la lucha armada legaron diálogos poco conocidos -cuidado: algunos salpicados de palabrotas- que sólo por hoy vale la pena recordar

...Y hay Obregón para rato

Perdió su brazo, pero siguió dando guerra con el resto del cuerpo, particularmente con la boca.

En "Anecdotario Mexicano" (Editorial Diana, 1982), Jorge Mejía Prieto relata que Álvaro Obregón sufrió la mutilación de su extremidad en junio de 1915, al ser ametrallado por las tropas villistas en un combate en Celaya. Tuvo que ser operado urgentemente en Lagos de Moreno, población que atestiguó la fragilidad de un General convaleciente después de su cirugía.

Pero el militar fue recuperando las fuerzas... Y un vocabulario incisivo que lo caracterizaba.

Obregón le pidió rendir cuentas a uno de sus oficiales, que había viajado para ponerse al tanto del estado de salud de su jefe.

-En México, mi General, se cuentan chismes sobre la persona de usted-.

-¿Qué clase de chismes?-, inquirió Obregón.

-Bueno, se ha soltado el rumor de que ha quedado muy mal de la herida del brazo, y hasta dicen que le supura-.

-Supura... Supura... ¡Su pura madre, hijos de la chingada! ¡Todavía hay Obregón para rato!-, respondió con ira creciente. Y sí: Pasarían 13 años más en los que continuaría arrasando con su tropas y su lengua de aguijón.

Exceso de iniciativa

Para 1923, el jefe de las operaciones militares en Jalisco, el General Enrique Estrada, se sublevó contra Álvaro Obregón.

Los hilos de comunicación fueron cortados entre Guadalajara y la Ciudad de México, dando inicio a la batalla en el Estado.

El pleito le apostaba a enfrentar los cálculos bélicos de Estrada contra la experiencia y la astucia de Obregón, quien aprovechó estrategias antiguas y ya probadas, como el engaño.

Al hacerle creer que las tropas de su General, Lázaro Cárdenas, llegarían a través de la montaña, Estrada fue timado.

Cárdenas estaba obligado a no reaccionar ante la presencia de las tropas estradistas, pero le ganó la emoción. El impulso desobediente terminó en derrota y una frase de Obregón que quedó cincelada en la historia: "¡Maldito trompudo! ¡Claramente le ordené que no presentara combate y el muy tarugo se pone a tomar decisiones idiotas por su cuenta! ¡Y claro, le rompieron cuanta madre tiene! ¡Dios nos libre de un pendejo con iniciativa!".

Termina guerra amistad

La guerra terminó por enfrentar la amistad de un par de generales afectuosos.

Álvaro Obregón y Manuel M. Diéguez...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR