Carlos Fuentes/ Polos de la intolerancia

AutorCarlos Fuentes

Numerosos actos de la derecha extrema y de la extrema izquierda están conformando hoy un mapa de la intolerancia que daña profundamente a todos los que buscan desde el centro de la democracia y la legalidad respuestas justas a un mundo peligrosamente amenazado por una larga lista de desafíos concretos. La guerra por el petróleo. El desprecio hacia el derecho internacional y sus instituciones. El armamentismo. La unipolaridad global. El crimen organizado. Las necesidades mundiales de la educación y de la salud. El hambre en un mundo donde, nos recordaba hace poco Bill Clinton, cuarenta millones de personas mueren de inanición cada año.

Desde que estalló el 1°. de enero de 1994, el movimiento zapatista de Chiapas convocó y obtuvo la simpatía de muchísimos hombres y mujeres, no sólo en México, sino en el mundo entero. La lucha de los indígenas chiapanecos era vista, con justicia, como parte de la agenda que acabo de señalar. Problemas locales todos ellos antes de ofrecerse como problemas globales. Y problemas sólo en la medida de nuestra incapacidad política para transformarlos en oportunidades. La lucha zapatista era el modelo mismo de una paciente pero firme lucha por obtener los derechos que le son inherentes pero que le han sido sistemáticamente negados, a las comunidades indígenas de México.

En el polo opuesto, la organización terrorista vasca, ETA, ha repudiado sistemáticamente los caminos abiertos por la ley y la democracia para lanzarse a la ruta del crimen indiscriminado, como si la independencia del pueblo vasco pudiera construirse sobre una pirámide de muertos inocentes. El estatuto del país vasco puede ser discutido y aun cambiado. Todos los caminos están abiertos en España para discutir y para cambiar. La prensa es libre, los partidos son fuertes, las legislaturas son independientes, los gobiernos legítimamente electos, la opinión no es perseguida, el poder judicial opera con apego a la ley. Todos los caminos están abiertos salvo uno: el del crimen. Si una organización opta por la violencia criminal desechando todas las armas legales a su alcance, esa organización cae bajo las mismas normas generales que castigan a las demás conductas criminales.

Por eso llama la atención que el subcomandante zapatista Marcos, que tan paciente energía ha demostrado en la lucha por los derechos indígenas, salga ahora en defensa de un cuerpo terrorista que niega todos los valores no sólo democráticos, sino humanos, empezando por el derecho a la...

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