EN EL DEBATE / Política ante las drogas

Enrique Alfaro

El debate sobre la legalización de las drogas ha cobrado mucha fuerza, al grado de que apenas hace unos días, justo antes de la Sexta Cumbre de las Américas, el Presidente de Guatemala y otros Jefes de Estado latinoamericanos propusieron avanzar en la despenalización a nivel hemisférico.

Antes de avanzar en esta discusión tenemos que reconocer las complejidades de México y los problemas que implicaría dicha legalización; esta medida podría convertir a nuestro País, vecino del mayor consumidor de drogas del mundo, en un paraíso para el turismo de drogas, lo que conllevaría nuevos problemas asociados a la inseguridad y la violencia.

México tiene que concentrase en dos tareas fundamentales, sin las cuales cualquier esfuerzo sería en vano:

1) El combate a la desigualdad, la marginación y la falta de oportunidades, para tener ciudadanos libres que sean capaces de decidir y construir su futuro, para crear alternativas y regenerar el tejido social.

2) Una profunda y seria reforma al sistema de procuración e impartición de justicia, sin la cual continuarán reproduciéndose los patrones de corrupción, desconfianza e impunidad que acarrearían más problemas de inseguridad.

En una comunidad en donde los jóvenes no tienen posibilidades para terminar sus estudios o ingresar a una carrera, las familias no tienen acceso a servicios de salud, el desempleo incrementa año con año, existe un miedo generalizado y se encuentra desintegrada la familia y el tejido social, no podemos aspirar a tener un modelo de equidad, alternativas y oportunidades.

Primero debemos concentrarnos en una genuina política pública de combate a la desigualdad y la marginación; construir mecanismos para reconstruir el tejido social y generar oportunidades para los jóvenes; consolidar un modelo educativo basado en los valores, en la confianza, en la solidaridad, en la familia y en los principios comunitarios; apoyar a los grupos que más lo necesitan así como a las jefas de familia en condiciones de vulnerabilidad o a los estudiantes que ven en riesgo la continuidad de sus estudios por falta de recursos.

Con un sistema penal en el que de cada 100 delitos sólo el 0.7 por ciento se presentan ante un juez, en donde la Procuraduría resuelve 1 de cada 10 investigaciones y el 70 por ciento de los homicidios quedan impunes, no podemos creer que despenalizar las drogas no conllevaría mayores problemas: México se convertiría en un paraíso para realizar otras actividades ilícitas, porque habría incentivos para que aquí se instalaran nuevas formas de delinquir.

El segundo paso elemental es reformar nuestro sistema de procuración e impartición de justicia, invertir en su eficiencia, limpiarlo de la corrupción, hacerlo autónomo y capaz, porque sólo así acabaremos con el imperio de impunidad. La reestructuración del sistema de procuración de justicia es la gran asignatura pendiente de nuestro modelo de seguridad. El camino más largo es éste, en el que debemos enfrentar las condiciones estructurales de la desigualdad y la falta de oportunidades, en el que las autoridades deben combatir la impunidad y reestructurar profundamente el sistema de procuración e impartición de...

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