Descubren red mexicana del narco en Perú

AutorAbel Barajas

MURAL / México

La justicia de Perú busca a cuatro mexicanos vinculados a una organización del narcotráfico que planeaba introducir grandes cantidades de cocaína por las costas de Jalisco, y que usa un domicilio en Puerto Vallarta para llevar a cabo sus operaciones.

Tres de ellos tienen orden de aprehensión en un juzgado de la ciudad de Lima, mientras que otro no ha sido identificado por su nombre, pero fue videoagrabado y fotografiado por agentes e informantes de la Dirección Nacional Antidrogas de Perú.

Desde el mes pasado, la Policía peruana indaga el paradero de Miguel Carrillo Floirán, Jaime Chavarría Carvalo y Miguel Angel Medina, mexicanos que al menos bajo ese nombre entraron al país sudamericano en el último año para coordinar el transporte de casi dos toneladas de cocaína.

Para las autoridades locales existe confusión sobre la identidad de este grupo delictivo. Desde el 7 de junio han sido detenidos 37 de sus miembros, entre ellos tres militares, tres policías y un mexicano: Miguel Angel Morales Morales "Malamud".

Ante los medios, el Ministerio del Interior presentó a esta banda como una célula del Cártel de Tijuana, los organigramas de la Policía Nacional indican que se trata del "Cártel de Guadalajara", y un oficial de inteligencia antinarcóticos supone que se trata del grupo de Osiel Cárdenas.

En lo que sí coinciden los distintos investigadores consultados es que se trata de un grupo profesional -encabezado por mexicanos con socios sudamericanos- que en los dos últimos años ha optado por colonizar nuevas fuentes de alcaloides distintas a las de Colombia.

El dinero lo introducen por un país, los narcotraficantes entran por otro, usan teléfonos satelitales, instalan empresas fantasmas en zonas marginadas y evitan el uso gratuito de la violencia. La Policía encontró sólo un arma de fuego en esta redada, que ya registra 37 detenidos.

Productores de harina

Un coronel de la Policía Nacional comentó que la investigación de esta red de narcotraficantes inició en febrero pasado, cuando dos colombianos llamaron la atención de la corporación por derrochar dinero en juergas y mujeres en el puerto pesquero de Chimbote, lugar que está muy lejos de ser un punto turístico.

Marco Antonio Cano y Nelson Paredes Ortiz abrieron en Chimbote la empresa "Divino Niño Jesús", dedicada a la producción de harina de pescado.

Ambos tenían como socio a Livardo Montealegre, nacido en Tolima, Colombia y nacionalizado guatemalteco desde 1998. En diciembre pasado, Montealegre estuvo en Ciudad Hidalgo, Chiapas, una de las fronteras más porosas de México con Centroamérica.

Ahí se encontró con el mexicano Miguel Angel Morales "Malamud", supuestamente para negociar la compraventa de autos usados. Miguel Angel lo iba a encontrar más tarde, pero en Perú, donde gastaría 4 mil 500 dólares en juergas con los nuevos "productores de harina".

Desde un principio, la policía infiltró a tres de sus agentes para darle seguimiento a los colombianos. La DEA financió los viáticos de los infiltrados, quienes en forma sincronizada entregaron informes a la policía de las actividades de los sospechosos. Paredes, según su testimonio, ingresó 2 millones de dólares a Perú por la frontera con Ecuador.

El plan era financiar un embarque de cocaína desde la producción de hoja de coca, el procesamiento y luego su transporte a las costas mexicanas. La empresa...

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