Entrevista / Lucía Padilla Hernández / Ve avances en justicia

AutorPedro Mellado

Considera que los juicios orales tendrán muchas bondades, porque harán más ágil y transparente la justicia, pero que en Jalisco vamos atrasados en el proceso de ponerlos plenamente en vigor a más tardar en el año 2016.

Asegura que habría que imprimirle un mayor énfasis a la justicia alternativa, buscando profundizar las cualidades que la hacen pronta y expedita, impulsando la mediación, la conciliación y el arbitraje para evitar juicios largos, caros y desgastantes.

Habla con la autoridad que le confiere su experiencia de 30 años en el Poder Judicial de Jalisco, donde ha escalado, por méritos, todas las posiciones posibles hasta el cargo de Magistrada, donde ocupa uno de los dos lugares reservados actualmente a mujeres en el Pleno del Supremo Tribunal de Justicia, integrado también por 32 varones.

Afirma que en el Poder Judicial hay muchas mujeres muy capaces que podrían ser buenos jueces, pero que no concursan porque su condición de género inhibe la posibilidad de que puedan aceptar cambios de adscripción a diversos municipios, lo que les complicaría la vida familiar, en su doble responsabilidad de amas de casa y mujeres de trabajo, dualidad que los hombres no están obligados a asumir.

Lucía Padilla Hernández nació en San Juan de Los Lagos, Jalisco, el 25 de septiembre de 1957. Es abogada por la Universidad de Guadalajara, generación 1975-1980, y doctora en Derecho por la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Hija de Marciano Padilla Muñoz y de Sofía Hernández Muñoz, tiene dos hijos: Alejandro y Sebastián.

SUEÑO INFANTIL

¿Cómo llegó usted a la abogacía?

Yo nací en San Juan de los Lagos y me vine a Guadalajara en 1975. En mi familia no había abogados. Pero dicen mis padres que desde que yo empecé a hablar, siempre decía que iba a ser licenciada o señorita directora. En algún momento dejé a un lado a la señorita directora.

A mí me encantaban las películas de juicios. Vi aquella película de Gregory Peck, "Cómo matar a un ruiseñor" (en la que se escenifica un juicio en donde un abogado blanco defiende a un hombre negro acusado de violación, en el sureño Estado de Alabama, Estados Unidos). También veía películas mexicanas donde se escenificaban juicios. Yo quería ser abogada penalista.

Bajo esa idea me vine a estudiar, a los 18 años cumplidos. Pero me di cuenta en la escuela que lo que yo imaginaba era muy diferente. Aguanté y aguanté, sin renunciar, porque para conseguir el permiso de mis padres les lloré durante los tres años de preparatoria.

Yo no conocía a nadie. Llegué a casas de asistencia. En la Facultad me marcó un maestro, Roberto Larios Valencia. Él me hizo enamorarme de mi carrera. A él le pedí que me orientara. Me mandó al despacho de Jaime Ramón Carrillo, quien a su vez trabajaba con el maestro Enrique Romero González, quien había sido director de la Facultad de Derecho. Ambos litigaban civil, el maestro Romero era el maestro por antonomasia en Civil. En el mismo despacho estaba el maestro Leobardo Larios Guzmán.

Si alguien conocía el Código Civil al revés y al derecho...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR