Federico Reyes Heroles / Dos de cal...

AutorFederico Reyes Heroles

A la memoria de Alonso Lujambio, hombre de convicciones, mexicano probo y un extraño caso de servidor público que nunca dejó de estudiar.

La iniciativa preferente mostró sus bondades. México transitó de un Ejecutivo muy poderoso a uno casi impotente frente al Legislativo. La expresión parálisis -que no es exacta para describir la situación- ha sido utilizada para referirnos a esa condición de un sistema presidencial sin mayoría en el Congreso. No es exacta porque hay muchas propuestas aprobadas por mayorías simples e incluso por unanimidad. Los presupuestos son un ejemplo. Pero también es verdad que el Legislativo, sobre todo sin reelección, manda a la "congeladora" iniciativas de enorme relevancia. Por eso lo acontecido la semana pasada en el Congreso es trascendente.

El Senado aprobó la Ley de Contabilidad Gubernamental que permitirá homologar los términos en los que la Federación y las 32 entidades rinden cuentas públicas de su quehacer. Parecerá un asunto contable pero no lo es. Esa ley es quizá el paso más importante en los últimos diez años para garantizar al ciudadano su derecho a conocer con claridad en qué consiste el gasto público. La reforma al Artículo Sexto, impulsada por Alonso Lujambio, que busca homologar las condiciones de autonomía de los institutos estatales de acceso a la información, por desgracia no ha llegado a buen puerto. La República, así de grandilocuente como suena, ahora estará obligada a hablar el mismo lenguaje contable. Se entierra un expediente de falsa soberanía de los estados para hacer su balance, su debe y haber, en "estilos" diferentes. Ingreso es ingreso, gasto es gasto y deuda es deuda.

La otra excelente noticia es la aprobación en la Cámara de Diputados y también por iniciativa preferente, de la reforma laboral. Por supuesto que falta un capítulo sobre transparencia en el manejo de los recursos sindicales. Por supuesto que las elecciones internas de las dirigencias sigue siendo un gran pendiente. Pero la reforma permitirá flexibilizar la contratación y despido de acuerdo a los ritmos que lleva el mundo globalizado. La palabra despido está cargada de un halo negativo. Pero la realidad es otra. El mundo ha cambiado a velocidades inimaginables. En la primera mitad del siglo 20, con una esperanza de vida 25 años menor y sin mercados globales, la rotación laboral era escasa. Un trabajador duraba muchos años en un mismo empleo. Pero las cosas cambiaron.

La esperanza de vida aumentó, sobre todo en los...

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