Guillermo Velasco / Ley de Libre Convivencia

AutorGuillermo Velasco

La iniciativa de Ley de Libre Convivencia que presentó el perredista Enrique Velázquez, y que antier fue desechada en la Comisión de Puntos Constitucionales del Congreso de Jalisco, ha generado un amplio debate, más cargado de estridencia mediática que de argumentos, pero hay mucho trasfondo en este tema que vale la pena analizar.

Desde el punto de vista estrictamente jurídico, la presente iniciativa parece a todas luces innecesaria. No tiene sentido la existencia de toda una ley que se regiría por lo previsto en un capítulo de otra, en este caso, en el marco legal del matrimonio y el concubinato. Legislar al respecto, por tanto, significaría para la sociedad mayores costos, burocracia e incluso complicaciones para los llamados libre convivientes que, sin necesidad de este entramado legal, podrían establecer en un marco de total libertad los acuerdos que mejor funcionen para su convivencia.

Es absurdo pugnar por un régimen jurídico especial que no genera ninguna protección jurídica patrimonial adicional a la que ya tiene cualquier ciudadano. Las personas que quieran vivir juntas pueden, sin necesidad de ninguna ley, constituir alguna copropiedad sobre un bien inmueble, o una asociación en participación para dividirse los gastos y el uso de un bien arrendado, o designar a uno como beneficiario de una cuenta bancaria, o constituir un fideicomiso, o un comodato, o instituir un heredero o legatario en un testamento, etc.

En nuestro país los adultos pueden vivir y convivir con quien les parezca, sin contravenir ninguna ley. ¿Por qué la intención de legislar a este respecto? Suena tan absurdo como si en virtud de que algunas personas gustan de la comida vegetariana se creara una ley que garantizara el derecho a elegir cualquier restaurante para comer. Pero la explicación es que la Ley de Libre Convivencia es solo el primer paso de un andamiaje jurídico más complejo.

Iniciativas similares, tanto en México como en otros países, han derivado después de algunos años en la legalización de las nupcias entre personas del mismo sexo y su derecho a adoptar hijos. Tal es el caso de España, Países Bajos, Bélgica, Noruega y Canadá, entre otros. El Distrito Federal se convirtió en la decimocuarta jurisdicción en el mundo en legalizar estas uniones. El antecedente fue justamente la Ley de Sociedades de Convivencia aprobada en el año 2006.

Es claro que en un marco de libertades cada persona puede optar por sus...

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