Desde mi Ladera/ Historiador del derecho

AutorJuan López

Si solamente un nombre jurista pudiera figurar entre los forjadores del mundo contemporáneo ese nombre sería, después de muchas discusiones, el de Friedrich Carl Von Savigny. Seguramente no puede el Derecho colocar otra personalidad al lado de Goethe, Napoleón y Newton. Savigny pertenece a la mitología moderna. Podrían haberse perdido todas sus obras, sin que por ello dejase de estar presente en el centro de la cultura jurídica actual. A la gloria que conquistó de ser el autor más acatado, en una ciencia de autoridad, le añadieron la de ser el mas combatido, en una ciencia de contradicción. Por último alcanzó la consagración definitiva de ser el autor menos leído. En 1888, un jurista muy diferente de Savigny, con vocación para iniciar otra época -la del formulismo- vio que hablar a los juristas era hablar a una "colectividad estrechamente unida: Todos tienen sus raíces en el mismo suelo; a todos los enlaza el vínculo de una concepción común. Han ido juntos a la Escuela Histórica; el historicismo fue la leche que a todos los nutrió". Pero hasta el formulismo, como antes el positivismo, quedaron inscritos en la gran curva de la escuela histórica, no cerrada todavía; y Savigny es su fundador.

En el primer tercio del siglo 17, la situación volvió a hacerse difícil en Europa para los súbditos que no practicaban la religión de su soberano. Desde 1628, rendida La Rochela, muchas familias de hugonotes abandonaron a Francia, Paul Savigny, de Metz, el fundador del nuevo linaje, sirvió en el Ejército de Suecia, antes de establecerse, en 1650, en Alemania, donde contrajo matrimonio y gobernó un castillo. Tres generaciones sirvieron en cargos burocráticos de las pequeñas alemanas. Luis Juan, consejero del Príncipe de Nassau y Presidente de Wellburg, defendió en un escrito el derecho de los emigrados a su nueva patria y su liberación de los antiguos soberanos. Cristian Carlos representaba a varios príncipes en la Dieta de Frankfurt. En esta ciudad nació su hijo Federico Carlos el 21 de febrero de 1779.

Su madre le enseñó el francés en las tragedias de Racine y en las Veilleés du Chateau de Madame Genlis; desde los tres años, le leía la Biblia. Los calvinistas no tenían en el Frankfurt luterano derecho a reunirse. Todos los domingos Savigny formaba con su madre en la solemne procesión que se dirigía a un lugar próximo para tener los oficios. Hermanos y hermanas habían muerto muy pronto. A los doce años, Savigny perdió a su padre; a un año después, a su madre. Un amigo del padre, el señor Neuhrat, le acogió en su casa y le educó junto a su hijo de la misma edad. Neuhrat era asesor en el tribunal de Wetzlar, que conocía de un modo lento y complicado causas de toda Alemania. El mismo fue profesor de los muchachos; a los quince años estudiaron en enormes cuadernos de preguntas y respuestas, Derecho Natural, de gentes, romano y germánico. El joven Savigny, como otros muchos antes y después que él, se desesperó estudiando Derecho. Neuhrat alcanzó a conocer el temprano éxito de su discípulo y de buena fe creyó que le tocaba alguna parte.

La marcha a la Universidad fue una liberación. Un profesor declamatorio y enfático, pero competente, puso su biblioteca a disposición...

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