Ignacio Salazar Mariscal / El mito de la reinserción social

AutorIgnacio Salazar Mariscal

El fin de la pena en México es lograr la reinserción social del sentenciado para que no vuelva a delinquir, y para ello, el sistema penitenciario nacional se organiza sobre la base del trabajo, la capacitación para el mismo, la educación, la salud y el deporte; conforme a lo señalado en nuestra Constitución federal.

Dentro de este esquema, el trabajo, la capacitación y la educación vienen a ser los pilares que, en teoría, sostienen el andamiaje de la reinserción social. Sin embargo, se puede afirmar que el trabajo penitenciario es rutinario, despersonalizado, descalificado y totalmente inútil, pues no cumple con función alguna de reinserción del individuo.

En las prisiones, sólo un número muy reducido de internos ejercen algún tipo de trabajo que llamaríamos "resocializador", en el sentido de aportar una técnica laboral. Los internos sujetos a prisión preventiva no trabajan. En su gran mayoría el trabajo carcelario es de tipo "doméstico", fregar, cocinar, limpiar, barrer, o de tipo manual y repetitivo (hacer cintos, figuras de madera, doblar bolsas o coser uniformes).

El mundo laboral del interno tiene características muy distintas a las que encontrará en el exterior, a su salida de la cárcel. El trabajo que ahí se realiza es típicamente carcelario, no guarda relación alguna con la actual producción industrial ni con el mercado de bienes y servicios. Estamos frente a la mayor paradoja del trabajo penitenciario, ya que por sus características, no logra dar una profesionalización al interno trabajador. La capacitación se da en las mismas condiciones.

Al trabajo dentro de las prisiones se le ha denominado "la industria de la miseria". Al interior de las cárceles trabajan internos, que por su precaria situación económica y familiar se ven obligados a ocuparse en cualquier actividad lícita o ilícita, para sostener a los suyos.

Otros trabajan, no por la remuneración económica ni por deseos de aprendizaje, sino por el incentivo que supone el beneficio penitenciario de la reducción de la pena.

Muy pocos de los recluidos estudian, ya que no hay espacios suficientes ni el personal adecuado para cumplir con este fin. Referente a la salud y el deporte, por ser tantos los que demandan estos servicios, parcialmente se logra proporcionarlos a todos.

Los altos índices de hacinamiento y el crecimiento del...

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