Jamás en vano

AutorJennifer Chan

Enviada

DIJON, Francia.-Manejando a través de los casi 260 kilómetros de la "Autoroute de Soleil" en Borgoña, el sortilegio del vino se oculta de la vista del conductor apresurado. Sólo a aquellos que se aventuran por las laderas de las viñas se aprestan a develar sus secretos.

Éstas son las vides que engendran el Corton, Corton-Charlemagne y Charlemagne que volvían locos a Voltaire, Maupassant y John F. Kennedy. Los vinos de Volnay en los que Luis XI buscaba la eterna juventud. Los caldos de la Cote D'Or que alcanzaron su gloria cuando Luis XIV los consideró medicina milagrosa.

Con 24 mil hectáreas totales de viñedos, Borgoña posee el sistema de delimitación de parcelas y clasificación de categorías más complicado de Francia por lo que resulta difícil entenderla en primera instancia.

Las Denominaciones de Origen Controladas (AOC) llegan al centenar y pueden referirse en ocasiones a un viñedo de apenas unas parcelas. Un esquema general marca la jerarquía -de menos a más- con las denominaciones en el siguiente orden: AC Borgougne, Apellation Regional, Village AC, Premier Cru de Village, Premier Cru de viñedo individual y el Grand Cru.

Borgoña se encuentra asimismo dividido en cuatro regiones vinícolas. Chablis, situada al noroeste, Cote D'Or -subdividida en Cotes de Nuits, Cotes de Beaune y Hautes Cotes de Nuits y Beaune-, Cote Chalonnaise y Maconnais. Aunque Beaujolais no pertenece enteramente a la región de Borgoña, sus vinos pueden venderse con esa AOC.

Pero mientras algunos eligen perderse en ese mar de nombres, medidas y delimitaciones, el vino borgoñés demanda de sus verdaderos conocedores la inmersión total de los sentidos en los jugos de sus uvas: Pinot Noir, Chardonnay, Gamay y Aligote.

Para los borgoñeses sus vinos son motivo de adoración y reverencia. Tienen su santo patrono, San Vicente, y un árbol genealógico real creado por el poeta de vinos borgoñés Gastaldy. En éste, el Chambertin es el rey, el Romanée-Conti la reina y los Romanée, Romanée Saint-Vivant, Clos de Tart, Musigny, La Tâche, Grands Echezeaux y Bonnes-Mares los príncipes.

El vino es lúdico cuando los Chevaliers du Tastevin se reúnen en el Castillo de Clos-Vougeot, para enfundarse en túnicas rojas y proclamar con orgullo su amor por el vino de la región, bajo su lema "jamais en vain, toujours en vin" (nunca en vano, siempre en vino).

Es altruista cuando se realiza la subasta anual de la limitada producción de caldos del Hospicio de Beaune, el tercer domingo de noviembre, y de la que todo lo reacudado va a mantener con vida el proyecto de ayuda a los ancianos, enfermos y necesitados que radican en este hospital medieval del Siglo 15.

Es elusivo y mítico, cuando los neófitos se embarcan en la "persecución trivial" de las cosechas del Romanée-Conti entre 1946 y 1951, inexistentes pues en esos años se transplantaron las vides. Inalcanzable pero ¡oh tan deseado!, cuando las botellas de este mismo vino, el más caro del mundo se venden por hasta 6 mil euros. Inexplicable, cuando vinos blancos no sólo admiten sino que mejoran con guardas de 10 años.

Es poesía -en palabras de Pierre Deslandes: "Un vaso de noche (de la Cote de Nuits) prepara la vuestra"- que se entiende mejor en feliz alianza con los quesos de la región, los cuales han sabido ponerse a la altura de la sangre de sus viñedos, lazo de amor con la Borgoña.

Regiones y sus especialidades

· Chablis: Vino blanco seco, el terroir da a la uva Chardonnay aromas minerales muy frescos.

· Cote de Nuits: Casa de los...

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