Myriam Vachez/ Nuestra casa se derrumba

AutorMyriam Vachez

En estos días abundan las noticias sobre acontecimientos dignos de ser guardados para siempre en los anales de la historia: Holanda a punto de votar por un candidato fantasma, el carismático Fortuyn asesinado; Fidel Castro, el enemigo número uno (o número dos después de Bin Laden) de los Estado Unidos escuchando con respeto, en su casa, el himno norteamericano, al recibir con honores al ex-Presidente Carter y el "asesino de los derechos humanos" abriéndole grandes las puertas de su isla, de su universidad, de sus laboratorios, y permitiéndole libertad absoluta de transito, de acción y de reunión a un importante representante de la lucha por la defensa de los derechos humanos; la evolución del conflicto del Medio Oriente y el Primer Ministro Sharon bloqueado en sus intentos de paz por su propio partido; ¡el Presidente Fox pidiéndole al PRI que gobiernen juntos el cambio!... En fin, entre decenas de noticias más interesantes una que otra, me encontré, firmado por el Señor Hubert Reeves, el genial astrofísico que hace unos años nos explicó de la manera más sencilla y bonita que somos "polvo de estrellas", un artículo donde este gran científico, normalmente optimista, se pregunta seriamente si nuestro planeta aún será habitable al final de este Siglo... Así, sin más. ¡Y de pronto, todo adquiere una dimensión diferente!

Mundialización o anti-mundialización, problemas económicos, políticos, religiosos; conflictos, guerras, terrorismo, tragedias, cumbres y contra cumbres, acuerdos, derechos humanos, ayuda al desarrollo, la ONU, la OTAN, la OEA, la Corte Penal Internacional, el FMI; los musulmanes, los afganos, los palestinos, los hindúes, los sudaneses, la crisis argentina... Los pobres, los desheredados, los inmigrantes, el desempleo, el racismo, las epidemias... Miles de asignaturas mundiales pendientes... Y mientras intentamos (o intentan nuestros dirigentes a quienes elegimos para luego pelearnos con ellos) resolverlas, seguimos alegremente destruyendo nuestra casa: los muros se caen en pedazos, el piso se levanta, el techo se derrumba pero no lo notamos, tan inmersos como estamos en otros asuntos "más importantes"o por lo menos más evidentes. Cuando lo cierto es que, al paso (al galope) que van las cosas, ya no podemos siquiera garantizar unas condiciones de vida aceptables para nuestros nietos en el 2050...

La gravedad del deterioro ecológico es sin embargo tan evidente como los otros males que aquejan a la humanidad, basta con quererla ver...

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