Pata de perro / Paraíso escondido

AutorAlonso Vera

Dante, o al menos así era cómo le decía a la gente que conoció ese día que le llamara, cerró su libreta forrada con cuero negro y enfundó una pluma chapada en oro como si fuera su bastón en el que se apoyaba para caminar por la vida. Él sabía cómo ganarse la vida, pensé al observar cómo la mesera le sirvió, por octava ocasión, un trago "cortesía del gentil caballero y su hermosa esposa que vienen llegando a la isla". Tal vez la más hermosa de las 24 habitadas en este archipiélago con más de 600 que se hacen llamar la Mancomunidad de las Bahamas.

Interesado en la sagacidad del antillano, lo miré hablar y escuchar, sencillamente ser en otro ritmo. Uno en el que contaba anécdotas a la pareja recién llegada que, magnetizados por las ficciones de este viejo capitán de la vida, no se dieron cuenta que su misión era mucho más que beber a sus expensas. Era un viajero buscando conseguir una pareja para pasar la noche y quizá, vivir a costa de la misma un par de días más en la isla de San Salvador, tal vez la más hermosa de las 24 que hay habitadas.

La baja mar

Cuenta la historia que las islas fueron habitadas por la tribu de los lucayos, pescadores y recolectores de pieles oscuras curtidas por la sal de un mar impetuoso. Y si bien la isla de San Salvador es famosa por sus playas perfectas y hoteles que ocupan la costa, también es conocida porque fue allí en donde se dice, Cristóbal Colón tocó tierra de Nuevo Mundo por primera vez. Guanahani la llamaron los arahuacos y Watling los británicos, que no cedieron en su posición sino hasta que lograron emanciparse de la corona en 1973. Ellos son los que hoy llamamos bahameños.

Me pareció que la introducción era algo técnica, sobre todo para un vendedor de sombreros buscando hacer su agosto con aquellos que ya tenían la frente roja luego de dos horas acuatizados y las bermudas manchadas con dos o tres tipos diferentes de cocteles servidos en el Explorers con sombrillas que recuerdan la Indochina. Ese grupo de estadounidenses, cazadores de fiestas playeras, aprendieron mucho más de lo que hubieran esperado en un momento.

La...

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