Plaza Pública / Candil de la calle

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Era frecuente, en el antiguo régimen, señalar al Gobierno como candil de la calle y oscuridad de su casa, porque proclamaba en el ámbito internacional principios que solía olvidar o infringir en casa. Al menos en ese punto, no hay gran diferencia entre el ayer y el hoy. Pongo como ejemplo la doblez gubernamental frente al muro que construye Israel para controlar su frontera, y el que entre Tijuana y San Diego erige el Gobierno de Washington. El primero ha merecido la condena mexicana. El segundo ha sido admitido en silencio.

En el Consejo de Seguridad de la ONU la semana pasada y anteayer en la Asamblea General fueron cursados sendos proyectos de resolución de contenido semejante y un solo propósito: se demanda de Israel dejar de construir (y derribar la parte ya levantada) un muro en los territorios ocupados que se alza en una línea divisoria distinta de la fijada en el armisticio de 1949. En el Consejo, la resolución fue apoyada por 14 miembros, incluido México, pero vetada por Estados Unidos. Una suerte algo diversa tuvo en la Asamblea General, en que contó con un voto favorable aplastante, de 144 delegaciones incluida la mexicana. Se produjeron 12 abstenciones y sólo cuatro países votaron en contra, los minúsculos Islas Marshall y Micronesia, así como Estados Unidos e Israel. Como los pronunciamientos de la Asamblea carecen de fuerza obligatoria, el Gobierno de Ariel Sharon lo ha pasado por alto, como desoyó el planteamiento en el Consejo de Seguridad.

En el momento mismo de nacer en 1948, y en 1956, 1967 y 1973, Israel fue atacado por varias coaliciones de países árabes que una y otra vez fracasaron en su intento de arrojar a los israelíes al mar. Al contrario, en la veloz guerra de los Seis Días, Israel ocupó tierras de Jordania, Egipto y Siria, tras vencer a esos países. No salió a practicar una guerra de conquista. Defendió el derecho moral y jurídico a existir, que nadie en su sano juicio le regatea, y al hacerlo obtuvo una ganancia territorial. Conforme a la ética que le dio origen, y con base en resoluciones de la ONU, debió retirarse de esos territorios ocupados.

Pero en vez de hacerlo, Israel permitió que el fundamentalismo expansionista creara asentamientos en esas comarcas, donde hoy se concentra el resabioso y letal conflicto entre Israel y los palestinos. Por causas varias, y de modo explícito o tácito, ya ningún Estado árabe que tenga fronteras con Israel intenta hacer armas en contra suya. Lo hacen sólo, por medio de la...

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