San Cadilla

Pachangón

Si la semana pasada la Co-Micción Disciplinaria hizo circo, maroma y teatro para quedar más o menos bien con los involucrados en la bronca del 17 de febrero en Veracruz y luego con las Chivas, al suspender sólo dos partidos a Jair Pereira por romperle la nariz de un codazo a Jonathan Fabbro, en ésta van a sufrir las de Caín.

Desde el lunes el Guadalajara y el América exigen la inhabilitación de dos futbolistas rivales por daños en propiedad ajena.

El Rebaño solicitó que a Rubens Sambueza no se le permita jugar hasta que se recupere Isaac Brizuela de la doble fractura que le produjo el sábado.

El América exige mano dura contra Andrés Andrade por pasarse de "Rifle" con Renato Ibarra, fracturado por una imprudente barrida.

Mientras, dos clubes ven llover y no se mojan, aunque podrían entrarle al baile.

El viernes, tras el Tijuana-Pachuca, Miguel Herrera dijo que le pediría a su directiva que exigiera un castigo para Franco Jara por pisar a Guido Rodríguez sin balón de por medio, pero los Xolos no dijeron ni pío.

El silencio se debe a que llegaron a un acuerdo con los Pachucos para que dejaran todo por la paz, porque los Xolos tienen cola que les pisen, o sea, el guadañazo que le tiró Michael Orozco a Hirving Lozano.

Así que, aunque Herrera diga que lo de Orozco fue accidental y lo de Jara fue de mala leche, las directivas no le harán más pesada la chamba a los señores que reparten justicia desde las oficinas de la Liga MX.

Llamada indeseable

Se imaginarán que el lunes al mediodía, cuando recibió la noticia de su doble fractura en la pierna derecha, Isaac Brizuela se enojó, lloró y no quería saber de nadie.

Al Toluca llegó el reporte de los daños que ocasionó Rubens Sambueza, así que cuando le informaron al técnico Hernán Cristante, mandó llamar a su jugador para notificarle lo que había causado con su gracia.

Dicen que Sambueza también se puso mal, bueno, según Cristante, quien buscó sensibilizar al ex americanista, a quien le da por cazar piernas cuando se le cruzan los cables.

Sambu intentó llamar a Brizuela para ofrecerle disculpas e insistirle en que nunca pensó fracturarlo. Bueno, a lo mejor sólo quería dejarle marcado el zapato en el tobillo, pero rompérselo, jamás de los jamases.

El "Conejito" se negó a contestar el teléfono e incluso puso a gente de su confianza a que tomara las llamadas...

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