Terraza / Por la reconciliación

AutorHéctor Moreno

Por ser el primer año posterior a un desgastante proceso electoral, el 2007 inicia como el año de las oportunidades para la política.

La reconciliación es sin duda uno de los primeros retos y la primera oportunidad en la cual el nuevo gobierno de Felipe Calderón podrá jugar un papel determinante.

A los mexicanos nos ha costado mucho contar con dos nuevos poderes federales, el Ejecutivo y el Legislativo, pues además de la polarizante campaña de los primeros seis meses del año pasado, posteriormente transitamos a un recuento oficial de los votos y a un veredicto legal sobre el ganador por vías civilizadas hasta un 1 de diciembre plagado de violencia entre los legisladores de las principales fuerzas.

Eso es una muestra de los ánimos presentes en muchos ciudadanos y puede ser una buena plataforma para iniciar un proceso de reconciliación nacional. Si el Gobierno federal tiene realmente voluntad política, tiene frente a sí una tarea por delante los próximos seis años, periodo de su responsabilidad.

Ello pasaría necesariamente por una apertura de diálogo con las principales fuerzas políticas, no necesariamente el PRD o quien fuera su candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, pues sus altos índices de votación se han visto mermados en las últimas encuestas, en las cuales se ha tratado de tomar el pulso ciudadano después de la toma de Paseo de la Reforma, las manifestaciones y la investidura de "Presidente legítimo" de López Obrador.

Sin dejar de reconocerlos como una fuerza política importante, no son, hoy en día, la piedra angular para la reconciliación nacional. Su espacio debe ser reconocido. Sobre quién o quiénes deben ser los interlocutores del perredismo para este proceso de reconciliación, es un asunto de competencia interna entre sus líderes y corrientes.

El perredismo no debe perder de vista la balcanización de su primos hermanos, los priistas, quienes, después de haber perdido las últimas dos elecciones presidenciales, siguen sin ponerse de acuerdo para aceptar un dirigente de partido nacional, ya no digamos una especie de jefe político.

La reconciliación pasa necesariamente por una reforma electoral a fin de dar mayor certeza a los ciudadanos sobre la limpieza de los candidatos, el origen del financiamiento, las formas del mismo; así como la oportunidad de los resultados.

Una muestra de sensibilidad sobre el tema la ofreció el ex Presidente Vicente Fox en una entrevista el pasado 1 de julio, apenas un día antes de las...

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