Vigía de Bolsillo / Las casas del lago

AutorSofía Orozco

Después de que el temporal ha dejado ya, como habitualmente, un buen número de náufragos, es momento de comenzar a tomar providencias y darle uso al sentido común a la hora de autorizar y construir nuevos desarrollos habitacionales.

Nuestro ejemplo más cercano lo tenemos en la colonia El Briseño, un caserío medio improvisado, habitado por familias que, a puro sentimiento, se les ocurrió que justo al borde del canal del Arroyo Seco encontrarían un buen lugar para vivir. Resultó pues que el Arroyo Seco a veces no está tan seco y aquí tenemos las consecuencias recientes de este irregular asentamiento: un hombre muerto, muebles y objetos valiosos perdidos y personas desesperadas por su expuesta situación.

Cierto, se trata de un asunto complejo, muy probablemente la única solución será que después de construir represas e intentar desviar cauces, irremediablemente declaren aquello zona de alto riesgo; quizás ordenen destruir las viviendas peligro, que, visto de otra manera, también sirven de patrimonio y hogar durante el resto del año, cuando no azotan las lluvias.

Estaría de sueño que a estas familias afectadas les ofrecieran un cambio de vecindario, qué tal a un fraccionamiento nuevo, de estos que sí cumplen con la Ley de Desarrollo Urbano del Estado, que tienen la autorización de los respectivos Ayuntamientos, que cuentan con tooodos los servicios y que además, gracias al Infonavit, pueden adquirirse en abonos facilitos pagaderos a 20 años.

Lo peor que les podría pasar sería que, por misteriosos vuelcos del destino, fueran a dar a cualquiera de los cotos del Valle de Toluquilla que bordean canales y arroyos contaminados; haciendo memoria, recordaremos que ya han sufrido encharcamientos e inundaciones, nomás que diferentes, porque estos sí están avalados por las autoridades.

En una de esas, el sueño se les vuelve pesadilla si el rumbo es hacia La Cuenca del Ahogado, en el proyecto Tierra Mojada, donde previa hechura del tramo periférico, pretenden construir vivienda de alta densidad (léase casas bien chiquitas). ¿Será que el nombre de connotación acuífera y mortal no le dice nada a las mentes brillantes que se especializan en urbanizar?

O a lo mejor es que justo por esa razón, y para ir influyendo en el ánimo de los pobladores, bautizaron tan atinadamente con el adjetivo de "mojada" a esta porción de tierra. Ahora imagine la lindísima nomenclatura que llevarán...

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