El gótico más colosal

AutorIrene Savio

Fotos: Irene Savio

Corresponsal

MILÁN, Italia.- Una pareja de japoneses recién casados exhibe una sonrisa de oreja a oreja. Miran hacia arriba y arreglan sus atuendos, mientras el fotógrafo y su asistente se desploman en el suelo para obtener la imagen más significativa del evento. Es el día de su casamiento y detrás de sí tienen el símbolo de Milán: su magnífica Catedral, o Duomo.

Cualquier época resulta ideal para visitar la Catedral de Milán, sobre todo desde que concluyeron los trabajos de reestructuración. El edificio exhibe en conjunto su belleza, pero en la luminosidad de los días despejados destaca aún más la magnitud de esta obra que sirve de punto de partida para cualquier recorrido cultural por la rica e industrial ciudad de Milán.

La primera impresión es exactamente ésa: el edificio cumple cualquier expectativa que tuviera el visitante. Se trata de una construcción de proporciones descomunales, aún más sorprendete con sus ornamentos y aspecto sagrado.

Las cifras lo confirman: el Duomo mide 108 metros de alto, 157 metros de largo y ocupa una superficie de 11 mil 700 metros cuadrados. Puede contener a unas 40 mil personas, lo que la hace la catedral más grande de Italia y la cuarta de Europa.

"Se mire como se le mire, el Duomo es noble y bello. Dondequiera que uno se encuentre en Milán, incluso a más de 10 kilómetros de la ciudad, es visible, y cuando lo es no hay otros que puedan competir con él en capturar la atención. Sin duda, debe ser la creación más real que el intelecto humano haya podido concebir", dijo el escritor estadounidense Mark Twain tras visitarlo, en 1867.

Su construcción requirió de casi 600 años; comenzó en 1386 por voluntad del arzobispo Antonio da Saluzzo y del conde Gian Galeazzo Visconti, quienes querían levantar una iglesia en el lugar que ocupaban la vieja catedral de Santa María Mayor y su basílica hermana Santa Tecla, que había sido el centro de la antigua ciudad romana de Mediolanum, la actual Milán.

La obra se concibió inicialmente como una recompensa para los milaneses por haber soportado los dictámenes tiránicos de Bernabé Visconti, y se estableció que el estilo del edificio sería el de boga en esa época, el gótico.

Cuando se terminó la edificación del Duomo, hasta el siglo 20, habían colaborado en su realización 168 arquitectos de diversas nacionalidades, entre ellos Leonardo da Vinci, y entre sus patrocinadores había tenido a personajes de la talla del propio Napoleón Bonaparte.

Su aspecto lucía...

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