Es todo un clásico

AutorJuan Carlos Sagredo

De sol a sol, los hombres del México rural hicieron del sombrero una prenda indispensable, como su nombre lo dice su función es la de dar sombra, protección, refugio.

Tan frecuente como el rebozo en la mujer del campo, el sombrero de ala ancha se convirtió en un símbolo que encontró, a mediados del Siglo 19, su mejor y más honda expresión en el sombrero de charro.

Pero no sólo la vida rural y sus inclementes faenas dieron pie a la utilización del sombrero, el crecimiento de la Ciudad de México y otras urbes al interior del País, las costumbres urbanas, la presencia de comerciantes extranjeros y el florecimiento de clases acaudaladas trajeron consigo el concepto de la elegancia y el buen vestir.

En 1847 un par de franceses fundan en el Centro Histórico de la Ciudad de México Sombreros Tardan (Plaza de la Constitución 7), el tercer comercio más antiguo que sobrevive en aquella ciudad y uno de los primeros de los que se tiene registro en cuanto la venta de sombreros de importación estadounidense y europea.

Durante la época del Porfiriato (1876-1910), las sombrererías viven una época de esplendor: el sombrero se convierte en un accesorio obligado, hombres, mujeres y niños de clase acomodada portan dicha prenda como un símbolo de distinción y de clase.

En el caso de Guadalajara y de muchas otras regiones del País los sombreros de vestir llegaban provenientes de la Ciudad de México. Aguascalientes fue una de las primeras al interior del País en contar con una tienda de sombreros de importación, existen registros de 1917.

Curiosamente la más antigua sombrerería en el Centro de la Ciudad que aún sobrevive fue fundada durante el periodo de decadencia de esa industria: los años 60.

En 1962 abre sus puertas "Sombreros Tardan", (Pedro Moreno 130), sucursal de la tienda capitalina, sin embargo el consumo del sombrero, incluso el de tipo ranchero, registra un importante declive.

La vida urbana, el trabajo de oficina y los cambios en el código de vestimenta provocaron...

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