75 en éxtasis

AutorMario Abner Colina

Apenas llegará a los 75 años el martes 30 de marzo, pero Eric Clapton, el mago de la guitarra eléctrica -su inseparable Fender Stratocaster-, genio del rock y blues, conoce bien cielo e infierno.

Quizá su cumpleaños no le provoque emociones positivas al británico. Está muy cerca de una de las peores desgracias de su vida.

El 20 de marzo de 1991, su hijo Conor, entonces de 4 años, murió al caer de un rascacielos neoyorquino.

Del profundo dolor, meses después, Clapton creó belleza: su éxito "Tears in Heaven". El estremecedor tema (inicia con el verso "¿Sabrías mi nombre si te viese en el cielo?") ganó el Grammy como Canción del Año.

La vida del oriundo de Ripley, Miembro del Salón de la Fama del Rock, ha sido relampagueante como su guitarra: tironeos constantes entre destellos de felicidad y pesadillas.

Su padre, un soldado canadiense, lo abandonó antes de que naciera. Su madre también desapareció de su cotidianidad, al seguir a un hombre hasta Alemania. Él, entonces, creció creyendo que sus abuelos, Rose y Jack, eran en realidad sus padres.

En cuanto cumplió 13 años, un regalo trastocaría su existencia: una guitarra acústica, que convertiría en su religión, pues imitaba una y otra vez acordes de sus ídolos blueseros mientras éstos sonaban en disco.

Sus habilidades estaban en sus venas, no sólo fue la práctica. En los 60, cuando pertenecía a The Yardbirds, un grafiti anónimo en un muro de Londres lo encumbró hasta un nivel divino: "Clapton es Dios".

"Slowhand", su otro apodo (también título de uno de sus discos más exitosos, editado en 1977), tiene significados más seculares.

Clapton ha contado dos versiones: una, que el mote se refiere, irónicamente, a sus veloces dedos; otra, a su lentitud en el cambio de cuerdas de guitarra reventadas durante sus conciertos.

Si con la muerte de Conor la guitarra fue su tabla de salvación, también lo ha sido en otras ocasiones para el ex miembro de Cream, Blind Faith y Derek and the Dominos.

En 1974 su versión a "I Shot the Sheriff", de Bob Marley, le llevó insospechadamente a sumar su primer número uno en Estados Unidos. Dos años después volvió un hit otro cover, "Cocaine", original de J. J. Cale y que Clapton siempre vio como diatriba contra los estupefacientes.

Irónicamente en esa década, y las próximas, fue adicto al alcohol y la heroína, llegando a gastar en esta última 16 mil dólares a la semana, según su autobiografía. Más de una vez no pudo explicarse por qué seguía vivo.

Las drogas fueron su otro...

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