Abren camino a emprendedores

AutorAlejandro González

Facturar ocho millones de pesos anuales se dice fácil, sin embargo, para Sergio Vallejo y Mario Islas no lo fue, pues aún recuerdan que hace 10 años iniciaron su startup tecnológica con mucho esfuerzo y una inversión inicial de 300 mil pesos.

En aquellos años, Mario estaba por terminar la carrera de Sistemas Electrónicos en el Tec de Monterrey, campus Estado de México, y Sergio la de Informática en la Universidad Intercontinental, se conocieron al hacer su servicio social en el Ayuntamiento de Naucalpan y fue allí cuando se les ocurrió unir sus conocimientos y fundar Actin, empresa que actualmente se dedica al desarrollo de aplicaciones móviles empresariales.

Mario aún recuerda lo complicado que fue para ellos establecer su empresa, pues señala que ni en el Gobierno, ni en las universidades había programas para emprendedores como los hay ahora, por lo que tuvieron que aventurarse con sus propios conocimientos, pero sobre todo, con su propio dinero.

"Buscamos algunos inversionistas pero no querían correr riesgos con una empresa tecnológica, así es que con nuestros propios ahorros financiamos la empresa, fueron alrededor de 300 mil pesos, de los cuales 100 mil se fueron en los dos primeros meses en la constitución de la empresa", recordó Mario.

Pero no sólo el dinero fue un obstáculo, sino también lo fue el propio trámite para registrar la compañía ante la Secretaría de Hacienda y hacer todo el papeleo pertinente.

"Nos encontramos con diferentes obstáculos qué sortear, el primero fue la parte administrativa, hicimos el registro de la empresa en abril del 2001 y el registro público mercantil nos lo dan hasta enero de 2002, prácticamente nos dedicamos a hacer papeleo un año", explicó Vallejo.

Y así, los 200 mil pesos restantes de su inversión inicial, señalaron, se fueron tan sólo en el proceso de subsistir, es decir, hacer que la empresa no se cayera y pudieran pagar gastos como teléfono, una secretaria, así como inmobiliario.

Además, en los primeros cuatro años de vida de Actin, Vallejo se dedicó a vender los servicios de la empresa, a contactar clientes potenciales y tratar de firmar contratos para mantenerse a flote, lo que no fue fácil.

"De repente llegábamos a firmar un proyecto y necesitábamos dos máquinas adicionales y había que comprarlas", mencionó Sergio, "fueron cuatro años de sufrirle, había proyectos que generaban flujo de 50 mil pesos, pero había que invertirlos en gastos realizados, fueron cuatro años de estarle buscando".

Hoy...

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