Abren caminos con pico y pala

AutorJorge Ricardo

SAN JUAN ATEPEC.- Por la visita del Presidente Andrés Manuel López Obrador a esta comunidad de la Sierra Norte de Oaxaca, arbolada y con frío de diez grados, los hombres mataron dos toros desde el viernes y las mujeres llegaron en la noche a cocinar el mole de olla en botes de aluminio. El humo de los fogones se confundía con la neblina y aunque el reparto de comida estaba escondido detrás de una ambulancia, rápido se acababa todo.

"Es que vino mucho acarreado", se quejó un campesino, agachado sobre un plato.

"Políticos, al final de cuentas", respondió su mujer.

"Pues sí, pero ¿cuánto cuesta traerlos? Con eso se podrían hacer más carreteras", completó el jornalero.

"De perdida otros kilómetros a esta misma carretera" dijo ella y se rió de su ocurrencia.

López Obrador y el Gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, iban a inaugurar los primeros 5 kilómetros de los 12.4 que tiene la carretera hacia su municipio. Había un templete con dos pantallas electrónicas y equipo de sonido. La banda municipal tocaba marchas y sones. El Gobierno estatal mandó un generador de energía pero falló y tuvieron que usar el de la CFE. Había mujeres durmiendo todavía sobre las hierbas del monte, cubiertas con cobijas. Los hombres improvisaban fogatas para calentarse. En el cielo tronaban cohetes de bienvenida.

El gobernador priista se desvivió en elogios: "Tuvo que pasar más de un siglo en donde hubiera un hombre con la determinación, en donde hubiera la voluntad, en donde sin titubeo se enfrentara a esa realidad para cambiarla. ¡Ese hombre tiene nombre y se llama Andrés Manuel López Obrador!".

La nueva carretera es de concreto y piedra de río y se comenzó a construir en diciembre pasado, sin más tecnología, según se dijo, que las manos indígenas.

"Usando solo carretillas, picos, palas y revolvedoras, pero lo más valioso es que esta obra está hecha con nuestras propias manos, llevamos trabajando cuatro meses y el avance que tenemos es de cinco kilómetros terminados", informó el Alcalde Jorge Emilio Pérez.

Algunos de los que se acurrucaban en sus cobijas y metían las manos en las bolsas, decían que les pagan 200 pesos diarios...

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