Abren pista... ¡y suelo!

AutorAlina Midori Hernández y Paulina Martínez

Cuando Hendrix Axel aterrizó en el hielo, las miradas curiosas cayeron sobre él.

"¡Está bien resbaloso!", decían quienes pisaban por primera vez el bloque de hielo de 4 pulgadas de grosor que se estrenó ayer.

De ladito, de sentón, de boca, de panza; durante la primera hora de actividad en la pista fueron 132 caídas a modo de diversos estilos, todas acompañadas de risas y carcajadas que mitigaron el susto de tener un súbito encuentro con el hielo.

Algunos patinadores buscaron "agarrarse del aire" o de algún patinador descuidado que pasara cerca, aferrarse a una camiseta o al barandal, pero ante la falta de balance a media explanada, ni quién los salvara.

"Es que sí sé (patinar), pero mis pies se van a los lados", se justificó frente a su mamá un niño después de caerse.

"¡Ay mija!, casi 50 años sin patinar", explicaba ya sin aire la señora María Elena, "sabía patinar, pero con los (patines) biónicos".

Antes de que abrieran la pista, todos los patines rojos estaban enfilados y aún frescos. A mediodía, cuando terminó el turno del primer grupo de patinadores, el olor a sudor de pie ya daba vueltas en el aire.

De los afortunados que entraron a la primera tanda fueron los Morales Jiménez, quienes se levantaron a las 6:00 horas para ser los primeros en llegar.

Los tres hermanos y su mamá llegaron equipados con guantes, calcetines y nociones básicas de patinaje sobre hielo.

"Pensamos que iba a haber mucha gente y nos venimos a las 8:30. Vivimos hasta la (Hermosa) Provincia", dijo Karen, la mayor de los niños.

Cuando llegó la hora de abrir la valla para que los tapatíos dejaran su rastro sobre el agua congelada, toda persona que pasaba por la explanada se asomaba para saber qué estaba pasando.

Muchos llegaron única y exclusivamente a ver caerse a los demás. Se reían de los costalazos ajenos, pero no todos se animaron a ponerse el par de patines con cuchillas e intentarlo.

Conforme pasó el día, corrió la voz de que había un espacio congelado en la Ciudad.

Cerca de las 19:00 horas, la gente esperaba más de una hora para poder entrar y la fila era de más de 200 personas.

Elizabeth Landeros, vecina de la Colonia Vicente Guerrero, esperó más de una hora para entrar al espacio recreativo junto con sus hijos por la tarde. Eso sí, entró cuatro veces a la pista, tres de ellas durante la mañana.

"Hace falta que haya más muchachos...

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