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Acalla temor Grito

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Vincent
AutorAdán García

Corresponsal

MORELIA.- La tradicional fiesta del 15 de septiembre en Morelia fue reemplazada ayer por la militarización de calles, el duelo y el temor que dejaron los atentados del 2008.

Fuerzas federales y estatales tomaron el control de la seguridad en la zona de los festejos.

La venta de antojitos y banderas quedó atrás, al igual que la quema de fuegos pirotécnicos.

El paisaje ayer fue de patrullajes por tierra y aire, la revisión minuciosa de civiles y el recuerdo de los ataques con granadas.

"Los michoacanos queremos vivir en paz", escribieron niños en banderines blancos que colocaron en la zona de los granadazos.

Tras los ataques del 15 de septiembre del 2008, ayer las autoridades extremaron la seguridad.

Empleando vallas metálicas y patrullas, cerraron un perímetro de 30 manzanas en la zona donde el Gobernador Leonel Godoy encabezó la ceremonia del Grito.

Las autoridades dispusieron únicamente de seis accesos, vigilados todos por agentes fuertemente armados.

Quienes decidieron asistir fueron sometidos a una rigurosa revisión con arcos detectores de metales, equipos de rastreo molecular y videocámaras giratorias enlazadas al Centro de Control y Comando C-4.

Por la tarde, el Ejército tomó el control de la seguridad. Los soldados se apoyaron en equipo de rastreo molecular, llamado GT-200, para buscar armas o artefactos explosivos entre civiles.

Aunado a eso, la Policía Federal realizó patrullajes por tierra y aire en forma intermitente. Tres de sus helicópteros sobrevolaron la zona en el transcurso del día.

En el área se apreciaron además vehículos blindados.

El año pasado dos ataques con granadas dejaron ocho muertos y 140 heridos.

Fernando Rojas, comerciante de 40 años, llegó acompañado de su esposa e hijos al Centro, pero a diferencia de otros años, encontró las calles semivacías.

"Siempre existe eso (temor), pero no nada más de hoy, como mexicanos no podemos dejarnos caer por lo que pasó, eso hay que dejarlo atrás", comentó.

"Uno de adulto debe de motivar a los niños, a los jóvenes, a olvidar el pasado".

Ramón Santillán, de 40 años, se animó a llevar a su hijo.

"Sí hay temor, pero uno sabe que lo que está pasando es parte de lo que se...

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