Se acerca a la calle

AutorRebeca Pérez Vega

La calle casi vacía y oscura es el hogar de los trashumantes urbanos. Aunque están en constante movimiento, en ellos hay un sentido de pertenencia, que se extiende hacia la arquitectura como un espacio de encuentro comunitario.

En ese contexto, la artista Florencia Guillén exploró la dinámica del núcleo Agua Azul, uno de los polos de desarrollo de la modernidad tapatía a mediados del siglo 20.

Aunque se tiene la percepción que esa zona está sumida en el olvido, hay quienes le dan vida con su presencia y eso queda de manifiesto en "El Agua, Luisa y y Coufal", un trabajo audiovisual que se exhibe en la Sala Abierta del Museo de Arte de Zapopan (MAZ).

Guillén desarrolló esta pieza como parte del programa Espacios Revelados, que a principios de este año hizo una reflexión sobre la arquitectura abandonada de Guadalajara, sobre todo la localizada en el Agua Azul y los barrios aledaños.

Pero la creativa buscó hacer una reflexión sobre los que todavía habitan esos espacios, crear una conexión entre el territorio y quienes conviven en él de manera cotidiana.

"Normalmente me interesa hacer estancias en los lugares en los que trabajo. En un inicio no sabía con qué me iba a encontrar, me decían que la zona estaba prácticamente abandonada, pero en realidad no, hay gente que habita la zona y quería que eso fuera visible", recalca la artista, quien ha expuesto en recintos como el Museo Carrillo Gil, Museo Amparo de Puebla y Museo de Arte de Sonora.

Guillén se encontró con el colectivo de artistas La Otra Calle, que habita el espacio público del Agua Azul, y en el proceso conoció a Luisa, una artista transgénero condiferencia funcional auditiva.

Las posibilidades de comunicación eran casi...

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