Adolfo Aguilar Zinser / Diálogos

AutorAdolfo Aguilar Zinser

El enfrentamiento político entre el Presidente de la República y el Jefe de Gobierno del Distrito Federal no es un episodio anecdótico de nuestra lamentable política nacional. Los motivos de esta rutilante confrontación son mezquinos, equívocos y hasta obscuros pero sus consecuencias son serias y profundas; el costo lo pagan, de muchas maneras, los ciudadanos. Las apuestas políticas de ambos son de tal naturaleza y magnitud que el triunfo de cualquiera de los dos habrá de constituir una derrota para la ciudadanía. En la lógica en la que está planteado, no se trata de un choque de ideas, programas o proyectos, sino simple y llanamente de un episodio infortunado en una desenfrenada e impredecible lucha por el poder; una lucha que se desencadenó tempranamente a causa del vacío político, del agotamiento prematuro del proyecto de gobierno y de la ambición desmedida de algunos de los contendientes. En términos de la gobernabilidad del País, el entuerto entre Vicente Fox, Presidente de la República, y Andrés Manuel López Obrador, Jefe de Gobierno de la ciudad capital, ocurre en contradicción abierta con las responsabilidades de ambos gobernantes y el cumplimiento de sus obligaciones y compromisos con la ciudadanía. Para que uno venciera al otro, la tarea de Gobierno del respectivo contrincante tendría que fracasar. Dada la simbiosis, la sinergia -para usar palabras del Presidente- que existe entre las funciones federales de Gobierno y las tareas municipalistas en la capital de la República, el fracaso de uno será irremediablemente el fracaso del otro. El tema de la seguridad y la procuración de justicia que están en la médula de este duelo, es un ejemplo claro de ello. Si Fox y López Obrador no asumen como una responsabilidad mutua, común y propia la seguridad pública, el País está, como al parecer ocurre, a merced de la delincuencia. Los traslapes entre los ámbitos federal y capitalino son incontables, además de la seguridad están, entre muchos otros, el agua y el medio ambiente, el desarrollo económico, la educación y la cultura, la salud, la vivienda e incluso el transporte. La falta de entendimientos estrechos, de coordinación, de ánimo y propósitos de complementación, son lastres que frenan a ambos y vulneran muy seriamente los intereses de los gobernados.

Este pleito de tintes callejeros, es culpa de ambos. No obstante, cada cual denuncia al otro de ser el causante e instigador. Las acusaciones más serias, las que mayor impacto han tenido en...

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