Adrenalina líquida

AutorCecilia Núñez

Enviada

ISLA PARAÍSO, Bahamas.- Desde el balcón de la habitación del hotel Atlantis, un mundo de diversión se deja ver hasta perderse con el mar.

Caminatas entre tiburones, esnórquel en mares trans-parentes, toboganes de 20 metros de altura e interacción con delfines esperan por ti.

Las opciones son infinitas; sólo hay que dejarse llevar por el fluir del agua y nuestra propia adrenalina.

De cerquita Interacción con delfines

Son 28 los delfines que viven en el Atlantis. Dos de las hembras están embarazadas, así es que la familia seguirá creciendo.

La historia con los delfines de este lugar comienza en 2005, cuando el huracán "Katrina" destruyó el acuario donde vivían 18 de estos animales marinos, muy cerca del río Misisipi.

El hotel los salvó y les creó un hogar de siete piscinas de agua de mar conectadas entre sí. La interacción que ofrece el hotel permite conocer de cerca el comportamiento y la psicología de los delfines.

Al nadar con ellos, acariciarlos y dejarnos empujar por sus hocicos hasta alcanzar divertidas velocidades, no pudimos dejar de sentir empatía y ternura.

Conoce a tus acompañantes

Los tiburones de arrecife, científicamente llamados carcharhinus perezi, son los más comunes del Caribe y pueden mantenerse inmóviles en el fondo. Esta característica les ha dado el apodo de tiburones dormilones. Llegan a medir 3 metros de largo y presentan dos matices de gris. El acuario de Atlantis es uno de los primeros en el mundo que cuenta con las facilidades para que este tiburón se reproduzca en cautiverio.

Los nodriza (ginglymostoma cirratum) descansan por las mañanas, y por las noches se tornan activos, siempre en busca langostas, cangrejos y camarones. Miden también hasta 3 metros y suelen pesar poco más de 100 kilos. También son muy comunes en la zona caribeña. Estas especies no atacan al hombre.

Al fondo del estanque Caminata con tiburones

Debemos seguir las instrucciones de los tres guías expertos que nos acompañan. Al bajar, hay que compensarnos para evitar la presión en los oídos. Lo logramos bostezando o moviendo los maxilares. La operación se repite cada dos escalones hasta llegar hasta el fondo.

A nuestro alrededor, los tiburones se pasean plácidamente. Es su territorio, y nosotros somos tanto los intrusos como el objeto de las miradas sorprendidas de quienes observan desde afuera.

Logramos caminar en el suelo sin flotar mediante el peso de unos cascos con visor transparente llamados escafandras, que guardan oxígeno y nos hacen...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR