Sergio Aguayo Quezada / En la Transición: Defendiendo el honor

AutorSergio Aguayo Quezada

¡Qué fácil es difamar en México! Las leyes son ambiguas y los procesos legales son tan lentos, tortuosos y costosos que se desalienta la utilización de tribunales. En ocasiones el abuso de la libertad de expresión obliga a la defensa jurídica del honor.

Desde hace ocho años los medios de comunicación capitalinos se han visto asediados por un personaje empeñado en desprestigiarme. Donde puede publica cartas, concede entrevistas o escribe columnas en las que distorsiona la información para presentar como hechos inobjetables lo que son sus opiniones. En el origen está la decisión que tomó Alianza Cívica en 1994 de buscar financiamiento de la Fundación Nacional para la Democracia con sede en Washington. La NED es un organismo privado que recibe fondos públicos aprobados por el Congreso de Estados Unidos para promover la democracia y los derechos humanos en el mundo. Aunque actúa de manera independiente del Ejecutivo, ha otorgado financiamientos polémicos y ha recibido críticas -y también elogios- de la izquierda y la derecha.

Formé parte de la Coordinación Nacional de Alianza Cívica entre 1994 y 1999 y participé en la toma de decisiones que siempre fue colegiada. Fueron años complicados en los que ese organismo se embarcó en proyectos difíciles para lograr elecciones confiables y una democracia participativa. A partir de 1997 se inició un esfuerzo sistemático para describir el financiamiento de la NED a Alianza Cívica como una conspiración orquestada por Washington para intervenir en la vida mexicana con la complicidad de todos los que participamos en Alianza Cívica. En esa lectura de la realidad, el personaje en cuestión aprovechó cualquier resquicio y espacio para meter una y otra vez mi nombre y acusarme de ser un agente al servicio del imperio que ocultaba información y se rehusaba a debatir el tema. Respondí con cartas al(a) director(a), con columnas, con conferencias, con silencios. El asedio se mantuvo.

La difamación y la mentira son pegajosas y adquieren vida propia y circulan por donde menos se espera para aparecer en los lugares menos esperados. Un comentarista en Saltillo afirmó en una televisora local que "Aguayo es agente de la CIA". Teresa Jardí es una respetable defensora de los derechos humanos que nunca vio mis desmentidos y dio crédito en una de sus columnas a la insidia. Un alto funcionario de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Guillermo Ibarra, retomó sin verificar las acusaciones para lanzarme una crítica aceda en...

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