Alberto García Ruvalcaba / Sobre la fe

AutorAlberto García Ruvalcaba

Quizás la idea más perniciosa que se ha concebido para defender a la religión de los avances de la ciencia es que la fe es compatible con la razón. Esta idea, conocida como acomodacionismo, no ve conflicto entre ambas actividades "porque pertenecen a reinos diferentes". El acomodacionismo pretende salvar la incongruencia entre los métodos de la fe, creer a ultranza y sin evidencias, y de la ciencia, creer lo razonable hasta que es refutado. Su principal problema es que proporciona una coartada para creer en enunciados irracionales como que existen los milagros, que el pensamiento (la oración) provoca cambios en la realidad, que existe un dios personal con representantes en el planeta, que existe otro mundo y una vida después de la muerte, etcétera.

La realidad, sin embargo, es que tanto la religión como la ciencia compiten en el mismo mercado de la verdad. Ambas buscan explicar y realizar afirmaciones válidas sobre el universo. Sólo que las producidas por la religión no son confiables porque el método que usa para obtenerlas es la fe, el dogma o la revelación, mientras que la ciencia usa la razón y la evidencia empírica. Por eso el avance del conocimiento científico supone un proporcional retroceso de las explicaciones religiosas. Considérese, por ejemplo, cómo las interpretaciones formuladas por la religión sobre el origen de la vida y del hombre fueron refutadas y reemplazadas por la teoría científica de la evolución, hallazgos paleontológicos o geológicos (la edad de la Tierra). O las que explicaban la existencia de un alma han sido refutadas por conocimientos neurológicos. Otras ramas de la ciencia han refutado innumerables afirmaciones religiosas, desde el supuesto éxodo de los judíos de Egipto, el diluvio universal, e incluso demostrado interpolaciones a la Biblia misma: está comprobado, por ejemplo, que la parábola de la mujer adúltera, "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra", fue agregada siglos después de escrito el Evangelio según San Juan.

Si tanto la religión como la ciencia hacen afirmaciones...

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