Alex Lora: Esclavo del rock... y ahora del cine

AutorTayde del Río

"Una cosa es Alex Lora, el gritante de El TRI, y otra cosa es Alejandro Lora, la persona; no es lo mismo Gaspar Henaine que Capulina, ni Clark Kent que Supermán", expresa de sí mismo el rockero.

Durante la entrevista lo observo y me doy cuenta que, frente a mí, tengo un poco de todo: el Alejandro Lora que se levanta amable para recibirme y me ofrece esa sonrisa tan suya, amplia y con los ojillos entrecerrados, el Alex Lora que cuenta las anécdotas de su banda con voz rasposa, gran ingenio y lenguaje florido, el que se conmueve, el que se sabe unos chistes buenísimos, el que grita en los conciertos, el aclamado por la banda, el de la playera con la imagen de la Virgen de Guadalupe, el que en la tele le pide a su mamá que prenda la video, el que ama eternamente a Chela.

Acompañado por su inseparable lira, de la que extrae algunas notas durante la charla, Alex Lora se ve contento, más que nunca.

Es lógico, él y El TRI están por cumplir 35 años de vivir el rock and roll, y para la celebración tienen en puerta el lanzamiento de Los N1 (1968-2003), álbum doble que compila los grandes éxitos de esta agrupación, y, sobre todo, el estreno de la cinta Esclavo del Rocanrol y la publicación de su correspondiente soundtrack, los cuales, como dice Lora, serán el equivalente a haberse tomado una foto conmemorativa con toda la banda.

"Esta película es diferente, las películas del cine, que son muy chidas, tienen guiones muy chidos y están actuadas por actores muy picudos, que se explayan y representan personajes, pero es una producción hecha por artistas y productores para el público, como desde el estrado hacia los asientos, y ésta (Esclavo del Rocanrol) es como del mismo asiento hacia el mismo asiento, de la gente para la gente", señala.

En efecto, en la cinta, de corte documental, aparecen algunas de las tocadas realizadas por El TRI en los dos últimos años y medio en México, en Estados Unidos, en Perú, en España, así como las distintas facetas de Lora, de Chela, del grupo, pero sobre todo, del protagonista central: la banda, la que grita eufórica, suda, llora, mienta madres, se quita la ropa, organiza el slam y desahoga sus energías de formas que a ojos de terceros podrían parecer osadas y peligrosas, pero que a ojos del líder de El TRI son parte de la catarsis natural que provoca su música.

De hecho, en una escena de la película filmada durante una tocada en Estados Unidos, se ve a la banda levantar en vilo a un guardia de seguridad y bajarle los...

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