Alquimista del cine

AutorMario Abner Colina

Atom Egoyan, el aclamado director cuya obra fílmica ayudó a definir el cine indie en los 90 e inicios de los 2000, dice que el séptimo arte es una alquimia producida por dos elementos.

"El cine es sobre la relación que tiene la cámara con las interpretaciones, sobre la habilidad de encontrar el mejor lugar para poner la cámara para que el espectador tenga acceso a la vida interna del actor, y eso revele el personaje", reflexiona en videollamada.

El canadiense de origen armenio, quien ayer llegó a los 60 años de vida con una obra de más de 20 filmes, dos nominaciones al Óscar y cinco premios en Cannes, suele meditar en temas como soledad, identidad, memoria, paternidad y la relación con la tecnología.

Pero ya sea en filmes como Exótica (1994), Dulce Porvenir (1997), Ararat (2002), Chloe (2009) y Remember (2015), más allá de sus apuestas formales, lo importante, admite, son sus actores.

"Creo que los mejores momentos en mis películas aún son un misterio para mí. No es algo que yo haya hecho, es, más bien, que el intérprete ha entendido algo y lo devuelve", considera.

Surgido del teatro y también director de ópera y artista plástico, Egoyan ha hecho mancuerna con figuras como Christopher Plummer, Kevin Bacon, Julianne Moore y Sarah Polley.

Ian Holm, quien falleció hace poco, a los 88 años, y encarnó en Dulce Porvenir a un abogado que lidia con el caso de un accidente fatal de un autobús escolar, fue uno de los más grandes. El filme es considerado por la crítica una de las cintas canadienses en idioma inglés más importantes de la historia.

"Recuerdo su generosidad (de Holm). Hizo sentir a los demás que era parte del ensamble, no trajo consigo todo el mito que era como actor. Encajó y fue modesto. Veo partes de la película, como sus monólogos, y no dejo de asombrarme de sus habilidades. Estaba en control de cada uno de los músculos de su rostro".

Entre esos instantes mágicos en su filmografía, los cinéfilos no olvidan la secuencia en un stripclub de Exótica en que el personaje de Mia Kirshner baila al ritmo de "Everybody Knows", de Leonard Cohen.

Ganadora del premio Fipresci en Cannes, la cinta, sobre un hombre atormentado por el pasado (Bruce Greenwood) que frecuenta el club Exótica, cobra sentido cuando, hacia el final, Egoyan inserta la última pieza del rompecabezas.

"La canción se vuelve poderosa en la película. ¿Qué es eso que todos saben? ¿Cuáles son las motivaciones que hacen que estos personajes se reúnan...

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