Amacuzac, Morelos: Tu primera vez de rafting

AutorPatricia Miranda

Fotos: Walter Shinati

MURAL / Enviados

RÍO SECO, Morelos.- En el puente colgante del poblado de Río Seco, justo en el punto que divide el alto y el bajo Amacuzac, en el estado de Morelos, espero la balsa por la que descenderé sorteando los rápidos.

Hoy el poblado que ve pasar a este río guarda de seco sólo el nombre, pues durante las últimas noches ha llovido con gran intensidad. El Amacuzac corre crecido, grandes trozos de troncos caídos bajan a gran velocidad. En la orilla cascos, chalecos y remos esperan formados el momento de la acción.

Un descenso en equipo

Pepe, guía de Raft México, muestra cómo debe usarse el equipo. Tiro de las bandas del chaleco para que éste quede bien ajustado, el broche del casco casi debe apretar mi mentón; no hay que soltar el remo por ningún motivo, debe entrar con fuerza y de forma vertical en el agua, para luego salir a la superficie y así avanzar.

Si llego a caer deberé adoptar la posición del perfecto nadador, boca arriba y de espaldas a la corriente.

El trabajo en equipo es fundamental, pues si alguien deja de remar puede derivar en que la nave se voltee.

Una por una van llegando las balsas, descienden niños y gente mayor, vienen de río arriba, de donde las aguas son categoría 1 y 2, después de este punto, el río adquiere una categoría 3 y 4, lo que lo convierte en uno más agresivo.

¡Adelante! ¡Atrás! ¡Abajo! ¡Alto!

Son las órdenes que se escuchan durante los descensos de rafting. Ocupo la segunda posición del lado izquierdo de la balsa. Todas las tripulantes somos mujeres, motivo que parece agradar a Moi, nuestro rasta-guía, pues según él tenemos más ritmo y eso contribuirá a lograr una mejor cadencia al remar.

Doce balsas, cada una con 6 tripulantes y un guía van tomando su curso en las aguas del Amacuzac, hay que estar en constante alerta.

Estamos a punto de entrar al primer rápido, Moi nos señala el tronco quemado de lo que fue un fornido amate, partido por la voracidad de un rayo que hace unos días cayó.

Observamos a los que van de avanzada y vemos cómo la fuerza del agua ha abrazado a su primer víctima.

A punto de entrar en la vorágine que forman las rocas, obedezco el "¡con fuerza, adelante, rema, adelante!", que grita Moi. Siento el contoneo de la balsa en cada vértebra, veo de reojo debido al splash que salpicó mi cara, pero me aferro a la balsa plantando mis pies dentro de las bolsas-huarache con las que están equipadas las lanchas y remo con la fuerza que nace desde mi vientre y avanza hasta...

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