Amanda Seyfried: Música del corazón

AutorEugenio Guzmán

Sissy Spacek, Glenn Close y Forest Whitaker tienen en común dos cosas: los tres han ganado o han sido nominados a un Óscar, y los tres fueron compañeros en el set de Amanda Seyfried en su aún corta, pero creciente trayectoria.

Quienes siguieron de cerca la carrera de Lindsay Lohan -cuando todavía tenía una carrera- recordarán a esta rubia como una de las integrantes de la pandilla de "Las Plásticas" en la exitosa cinta Chicas Pesadas (Mean Girls, 2004).

Con apenas seis películas y algunas participaciones en series de televisión como Veronica Mars y All My Children, la originaria de Allentown, Pennsylvania, ha tenido muy buenos maestros en la pantalla, pero ahora en Mamma Mia! (2008) le toca medirse con la más grande y más premiada: Meryl Streep.

"Una actriz tan talentosa como ella te lleva a una zona más alta. Superas tu juego cuando estás trabajando junto a alguien así de talentoso", comenta de la inspiración que sintió al trabajar con la 14 veces nominada por la Academia.

En Mamma Mia!, Amanda interpreta el papel protagónico de Sophie Sheridan, la chica que luego de espiar el diario de su madre (Streep) decide invitar a su boda a los tres hombres entre los que supone está la identidad de su padre.

CON ABBA EN EL ALMA

Amanda nació en 1985, tres años después de la desintegración de ABBA, sin embargo, dice estar familiarizada con el grupo, cuyas canciones inspiraron tanto el musical como la película.

"Es música universal, del tipo que está en el alma de cada quién, pero que no te das cuenta hasta que le pones atención. Yo escuchaba canciones como 'Dancing Queen' en las obras de la escuela, pero nunca le hice mucho caso. ABBA estaba dentro de mí, pero yo no lo sabía.

"Como la mayoría de la gente de mi generación, no era el tipo de música que fuera especial para cierta cosa. Era más bien como música de fondo, era tocada siempre en las fiestas y a mí me encantaba eso. Pero tú nunca dirías que eras fan de ABBA, no porque no fuera cool, sino porque era el tipo de música que mi generación da por hecho".

Añade que antes de audicionar se enamoró de la puesta en escena homónima.

"Después de haberla visto llegué a ese nivel de entusiasmo que definitivamente me ayudó para conseguir estar en el reparto de la película".

Amanda comenzó a modelar a los 11 años y, antes de cumplir los 20, estudió ópera durante dos años. Aun con esa preparación, cantar y bailar ante una cámara fue algo que tuvo que asimilar pues no se sentía capaz de lograrlo, confiesa.

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