Por amor a las plazas

AutorJuan Carlos Molina

Durante los últimos meses, las plazas públicas alrededor del orbe han permanecido sin su acostumbrado bullicio. Debido al confinamiento se vaciaron, pero poco a poco estos espacios al aire libre volverán a latir.

En muchas de esas amplias explanadas es posible entender la historia de un destino, como en la Plaza de Tiananmén, en China, o conocer la vida cotidiana de los lugareños, como en la Plaza de Mayo, de Buenos Aires, Argentina. Jemaa el-Fnaa, en Marrakech, Marruecos, se presta para entregarse a los placeres de comer y oír historias.

¿Cuántos viajeros no las han usado como punto de encuentro o para celebrar alguna ocasión especial? Un ejemplo es la neoyorquina plaza de Times Square.

Hay quienes también han fotografiado la imponente arquitectura que las rodea. Así sucede en la Plaza de Registán, ubicada en la ciudad de Samarcanda, Uzbekistán.

Las hay clásicas y que guardan un sinfín de historias como la Plaza Mayor, en Madrid, que resurgió luego de tres grandes incendios, el más reciente en 1790. Toda ella es imponente, pero entre sus íconos destacan la estatua ecuestre de Felipe III y la Casa de la Panadería, con murales que presumen figuras mitológicas como Baco, dios del vino.

Cuando podamos volver a viajar, conviene visitar este sitio y escuchar las múltiples historias que encierra como cuando fue escenario de "autos de fe" de la Santa Inquisición, coso taurino y plaza de...

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