Andrés Clariond Rangel / Súper Peje

AutorAndrés Clariond Rangel

El Presidente López Obrador es un imán acaparador de poder y atención. Se parece a un personaje de la película mexicana A toda máquina con Luis Aguilar y Pedro Infante.

En ella, un vecino de los dos protagonistas llega a su casa y en una prisa loca se cambia de uniforme al grito de "ya llegué, vieja" y "ya me voy, vieja" para irse a trabajar de bombero, cartero y otras ocupaciones. Igual que él, AMLO quiere serlo todo.

Movido por la desconfianza o el protagonismo, el Presidente ni a su Gabinete deja asomar la cabeza. Él es la estrella de su gobierno, él informa de todos los temas, da la cara en todos los asuntos, es noticia principal en medios tradicionales y redes sociales. Sólo faltaría encontrarlo en las ventanillas de trámites o enfundado en el nuevo traje de la Guardia Nacional.

Si eso es al interior de su estructura de poder, hacia fuera su posición concentradora de funciones es más radical. López Obrador no necesita de contrapesos, él puede ser su propio contrapeso porque es honesto y no es igual a los truhanes que estuvieron antes. Tampoco necesita reguladores porque él se sabe limitar y no tiene intereses malsanos.

La corrupción se acabó el día que el Peje arribó al poder con el arrastre de su ejemplo, las licitaciones son innecesarias y los compadres han quedado desamparados, como el dueño de Bio Pappel, a quien aparentemente esta vez no le salió la jugada de invitar de padrino al poderoso en turno para obtener contratos públicos.

Sucediendo a un mandatario del estilo de Peña Nieto, que se escondía tras las faldas de Videgaray y Osorio Chong, este Presidente superpoderoso y omnipresente es una novedad que está teniendo éxito entre una población harta de ser gobernada por figuras débiles antónimas de la función de papá gobierno tan del gusto de los mexicanos.

Desde el poder AMLO ha demostrado que él no cae dentro de las teorías de conspiración que promovió siendo candidato opositor, ideas que hablaban de gobernantes títeres de intereses mayores, poderosos y velados: mafias, empresarios, narcotraficantes, Carlos Salinas, George Soros, la masonería y un sinfín de posibles titiriteros que movían los hilos de un muñeco cuya única...

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