Bernardo González Mora / Abucheos

AutorBernardo González Mora

Se ha inaugurado un nuevo formato en las giras del Presidente Andrés Manuel López Obrador, y como lo expresó en su intervención en un evento ante los abucheos el Gobernador de Colima, dirigiéndose al auditorio en una paciente espera a que cesaran las rechiflas: ¿ya? "Espero que termine lo que parece ser un punto obligado de la orden del día". Lo mismo sucedió en las anteriores giras con los Gobernadores de los Estados visitados. El Gobernador de Aguascalientes de plano cumplió con la cortesía de recibirlo, pero no asistió a sus eventos, sin salvarse de la rechifla -en ausencia- ante la referencia del Presidente al mencionar la atención que tuvo de recibirlo y disculparse, expresándole los motivos por los cuales no lo acompañaría, mismos que da a conocer en un mensaje a la opinión publica en el que señala: se han convertido los eventos del Presidente en espectáculos de circo romano.

¿Cómo explicar la conducta de los simpatizantes del Presidente u oponentes de los Gobernadores? Sin meter las manos por los Ejecutivos de los Estados y sin subirlos a la misma carreta en la que transitaron los Duarte, los Medina, los Borge o los Padrés, que en un deficiente empeño degradaron hasta el escándalo la investidura de Gobernador, y sin que paguen justos por pecadores, motivos hay.

En otros considerandos, el "lopezobradorismo" no transitó todos estos años en carros Pullman, ni sus recepciones y estancias por parte de autoridades locales de otros partidos fueron de grata anfitrionía, ni su clientela política fueron los favorecidos o beneficiarios de oportunidades políticas; por el contrario, fueron aquellos que se las negaron y que quizás padecieron la insidia, que vivieron en carne propia lo poco que pesan en la política las ideas, la definición clara, franca y la apasionada lucha por las causas sociales; que han vivido con desesperanza sus estrecheces económicas y que han padecido la miseria de sus mesas sin comida mientras escuchan y observan la opulencia de los que, en lugar de abatir la miseria, se valen de ella para enriquecerse y vivir y desplazarse en una hiriente ostentación que al más insensible no deja de provocarle indignación y rabia; receptores complacidos de un discurso furioso de un líder incendiario durante muchos años. ¿Qué se puede esperar? Si eso fuera lo que provoca dichas conductas, tendrían cierta explicación, aunque no todos los gobernantes merecen ese trato, ni tampoco es lo más conveniente para la salud de la República, condición...

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