Bernardo González Mora / El INE en la mira

AutorBernardo González Mora

"La democracia debe guardarse

de dos extremos: el espíritu

de desigualdad que la conduce a la

aristocracia y el espíritu

de igualdad excesiva que

la conduce al despotismo".

Montesquieu

En su visión de que todas las entidades públicas de la era PRIAN están podridas y acorde con su proclama de "Al diablo las instituciones", el presidente Andrés Manuel López Obrador ahora enfoca su mira en el INE, una institución fundamental para avanzar en el perfeccionamiento de nuestra democracia política.

Le cuestionó su falta de neutralidad cuando se declaró víctima de fraude electoral de la elección del 2006 frente a Felipe Calderón; la de 1988 no le importa mucho y menos cuando al que se le cayó el sistema como responsable de la elección, el entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, hoy es uno de sus principales colaboradores. Desde luego hay algo de razón, pero el motivo de su desconfianza es precisamente la manera como él pretende adueñarse de la estructura del mismo. Siendo facultad del Poder Legislativo la elección de sus consejeros y administradores, y al estar integrado en su inmensa mayoría por representantes de los partidos políticos, es de suponerse que lleguen condicionados a ciertos compromisos políticos, incluso su estabilidad e influencia seguirán dependiendo de sus promotores.

Cuestiona con razón los altísimos salarios de quienes integran el organismo, así como de los costosos subsidios que reciben los partidos políticos, en lo cual tiene en parte razón -en tanto a los criterios para la asignación de los porcentajes porque dificulta la equidad-, pero por otra parte no hacerlo los expondría a caer en manos del crimen organizado o de los comerciantes de la política tan expresivamente planteado en la famosa frase del profesor Carlos Hank de que "Político pobre, pobre político". Acusa su ineficiencia para garantizar su equidad y tiene razón cuando AMLO ha sido el principal beneficiario de sus deficiencias cuando se le permitió hacer campaña permanente desde hace 18 años y gastando en precampaña miles de millones de pesos en spots de promoción personal y de desgaste de sus adversarios, con la inexplicable desatención de los demás partidos, sin que a nadie se le ocurriera impulsar una reforma electoral integral que evitara ventajas.

¿Qué sería lo ideal? Cuando hablamos de que somos una...

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