Bernardo González Mora / La seguridad como anhelo

AutorBernardo González Mora

Una de las fortalezas del gobierno porfirista fue la seguridad. Se comentaba por los abuelos, que en aquella época se podía dormir en cualquier paraje, camino o vereda con la tranquilidad de que no se iba a ser asaltado. La explicación era muy sencilla: "mátenlos en caliente". Don Porfirio, a manera de sentencia postulaba: "hay que matar poquitos para que puedan vivir tranquilos muchos".

Entonces ni se imaginaban que habría asociaciones de derechos humanos y los engorrosos tránsitos judiciales en los que la corrupción y las argucias de los leguleyos destruyen los barrotes que deberían retener a los delincuentes.

Se escucha, con frecuencia, que los despachos de abogados, al servicio de las mafias, despachan en las agencias de los ministerios públicos y de los juzgados, y que, incluso hay tabuladores, con tarifas, de acuerdo con la gravedad del delito. De ser cierto, qué grave, y lo que nos hace creer que así sucede es la cómoda impunidad con la que entran y salen, en múltiples ocasiones, de la cárcel los delincuentes.

Si alguna asociación civil o dependencia gubernamental le diera seguimiento, cuántas cosas se revelarían.

El problema del porfirismo fue que jamás se consideró a la miseria del pueblo como un atenuante de responsabilidad, y menos como un excluyente. Esa incomprensión le evitó al porfirismo entender la desesperación del pueblo mexicano para implementar políticas sociales que aliviaran el sufrimiento de la inmensa mayoría de la población, y, ese error fue la causa de la Revolución Mexicana y de la muerte de más del 10 por ciento de la población.

Hoy el Presidente electo presenta su Plan de seguridad; contradiciendo su discurso -para no variar- el Ejército y la Marina, siempre sí realizarán labores policiacas junto con la Policía Federal.

Jiang Zemin, Presidente chino, aconsejaba que había que tomar decisiones con sentido práctico, siempre en función de los resultados que se deben de obtener, eludiendo dogmas y prejuicios o costumbres que se interpongan en el camino.

Las causas son múltiples: en la vertiente del tráfico de drogas, somos vecinos del mayor mercado del mundo y con toda la supuesta eficacia de las fuerzas de seguridad del vecino país, éstas circulan inconteniblemente para llegar a sus consumidores.

Con su gran sentido empresarial, los norteamericanos y los canadienses, en el hemisferio, van legalizando las drogas -empezando por la mariguana- y se aprestan, a...

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