Desde mi Ladera/ Biografía tapatía

AutorJuan López

Los ejércitos frente a Guadalajara...

En la plática anterior se dijo que los patricios que no pidieran permiso al Rey de España para casarse en su distrito corrían el riesgo de caer en el enojo del monarca en turno; también se platicó que a don Juan Núñez de Villavicencio, oidor de la Real Audiencia de la Nueva Galicia y a su esposa, la hija del adinerado don Juan de Lomas, les importaron un pito las admoniciones monarcales y se casaron.

El desafuero virreinal llegó a la ciudad de Guadalajara y fue entregado a los señores oidores; luego el pliego pasó de mano en mano de tan distinguidos letrados, quienes leyeron las letras virreinales y a continuación lanzaron sonoras carcajadas y estrepitosas trompetillas al de Villa Manrique y de paso brindaron por la felicidad y prosperidad de los nuevos esposos. Los oidores de inmediato acordaron un voto de confianza a favor de su colega el de Villavicencio, y otro para la autárquica Real Audiencia de la Nueva Galicia, no sin antes organizar, entre puyas y chifletas, una silviza contra el melindroso don Alvaro de Manríquez, Virrey de la Nueva España, por enviar, como enviaba, una reprimenda al joven desposado; los togados estaban conscientes de que su actitud a favor de su colega era hoy por él, mañana por ellos mismos, cuando se vieran en situación parecida a la del recién casado. Por si todo lo anterior fuera poco, los oidores chillaban y garraspeaban lo de que la Real Audiencia de la Nueva Galicia nada le pedía a la de la Nueva España, más aun, que siempre que la novohispana requería algo, la de aquí lo daba y con pilón, y que le sobraba hasta para enviar a la misma, a la mismísima España.

Las noticias, muy en especial las malas, que siempre tienen alas y por lo mismo vuelan más rápido que el viento, llegaron al vicetrono del vicerrey don Alvaro, quien irascible como era y picado en su honra, no pudo soportar el desacato de los de Guadalajara y menos, mucho menos, las burlillas y las chifletas de los oidores de la Real Audiencia de la Nueva Galicia, por lo que armó de punta en blanco a todo un ejército, el que puso bajo las órdenes del señor capitán don Gil Verdugo, para que el tal viniera a Guadalajara a ser y a hacer honor a su apellido en las cabezas de sus señorías los oidores.

Verdugo...

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