Buenos Aires: siempre querido

AutorAnaline Cedillo

FOTOS: ANALINE CEDILLO

ENVIADA

BUENOS AIRES, Argentina.- Revisitar los clásicos porteños es algo que jamás decepciona. Poco importa cuántas veces se haya estado en la Plaza de Mayo, siempre es un buen punto para comenzar a recorrer la capital argentina.

Circundada por la Casa Rosada (sede del Poder Ejecutivo Nacional), la Catedral Metropolitana y el Cabildo Nacional, esta plaza marca el sitio de la fundación de la ciudad y es el epicentro de todo tipo de manifestaciones: desde la de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, quienes reclaman por la desaparición de sus hijos y nietos durante la última dictadura militar de Argentina, hasta el actual grito de "ni una menos", que ha rebasado fronteras en contra de la violencia machista.

Desde esta icónica plaza los viajeros que andan en busca de las postales más representativas de Buenos Aires se trasladan hacia el barrio de La Boca.

En el camino pasan por San Telmo, donde se encuentra la escultura de Mafalda, entre otros atractivos.

Mientras San Telmo podría ser descrito como un barrio bohemio, La Boca es el de la clase trabajadora, fundado por inmigrantes, en su mayoría navegantes italianos del puerto de Génova. Y aunque es sumamente turístico, los guías y choferes advierten a los viajeros no aventurarse a recorrerlo más allá de las calles donde se concentran las tiendas y restaurantes, puesto que se considera peligroso.

Antes de llegar a Caminito, la calle-museo que le ha dado fama a esta zona, una parada obligada es el estadio del Boca Juniors. Conocido como "La Bombonera", está abierto a los visitantes con recorridos guiados sobre la historia de este equipo de futbol, rival del River Plate.

Alrededor del estadio hay varias tiendas donde se venden playeras, escudos, balones, imanes y todo tipo de recuerditos con los colores azul y amarillo del equipo. También hay figuras de futbolistas, entre ellos del recién casado Lionel Messi, con las que la gente se saca fotos.

Algunas calles más adelante uno sabe que ha llegado a Caminito gracias a las fachadas multicolor que dominan el entorno.

La tradición de pintar las casas de varios colores surgió en la época que los navegantes aprovechaban para darle una manita de gato a sus casas con los restos de pintura que usaban para proteger sus barcos. De a poco se convirtió en el sello de la zona.

Transformadas en galerías y centros culturales, aún quedan en pie algunas de estas residencias, llamadas conventillos, donde los habitantes compartían algunos...

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