De la cabeza al escaparate

AutorKarla Garduño

Más allá de la frivolidad, del escaparate, de la pasarela efímera, de las firmas que van, vienen y cambian súbitamente, de la comercialización y del glamoroso ambiente, la moda guarda bajo la tela de sus diseños otros aspectos que la acercan más que nada a una forma de expresión.

El vestido, el único, no aquél que se realiza en masas, es la materialización de una idea con un sentido, a veces de vanagloria, a veces de autoexpresión, siempre de originalidad y de trascendencia.

Así empezaron Julia y Renata Franco en el diseño de modas, prácticamente confeccionando ropa sin fines comerciales, sino sencillamente de originalidad, de experimentación, colaborando con artistas y eventos especiales.

"Siempre habíamos tenido ganas de hacer ropa que uno no encontrara", comenta Renata, graduada del Centro de Diseño de Modas junto con su hermana, "pero estábamos muy metidas más en el rollo de experimentar con las telas y las texturas, con materiales.

"Empezamos a hacer ropa de materiales reciclados, de deshechos y todo lo que encontrábamos en la calle".

Tendencia vanguardista en el sentido más estricto de la palabra, en la que la vida misma se convirtió en ropa, las corcholatas en botones; las telas se rasparon, se decoloraron, se combinaron texturas que usualmente no tenían nada que ver entre sí.

El enfrentamiento con el público tapatío tuvo lugar en una de las muestras de alta moda que organiza el patronato de las Fiestas de Octubre, y en aquella pasarela se anudaron los rechazos y los aplausos, algunos en pro de la creatividad y el arte, y otros en contra de una moda imposible de lucir.

Han trabajado, y lo siguen haciendo, en forma interdisciplinaria con otros artistas, como fue el caso de una instalación de Federico Uribe, en la que ellas estuvieron encargadas del vestuario de sus maniquíes. E igualmente su trabajo se muestra en el desfile de moda alternativa del Festival del Centro Histórico en la Ciudad de México.

"Como que nos divertíamos mucho. Estábamos bien contentitas haciendo la ropa y todo; pero de repente decidimos que teníamos que ganar dinero y nos metimos a dar clases a la Escuela de Diseño de la UAG, y estuvimos como dos años y medio dando clases. Pero era mitad y mitad, la otra mitad hacíamos la ropa; aunque también vimos que no era por ahí y que si queríamos que eso fuera un negocio en serio, teníamos que dedicarnos cien por ciento a la ropa, y decidimos hacer una línea comercial", narra Renata, la menor de las Franco.

Las ganas de...

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