Entre calacas

AutorRebeca Pérez y Alejandro Alvarado

La muerte les inquieta, pero para crear. Paloma Martínez la conceptualiza bailando; Miguel Ángel López Medina la pinta cabalgando, casi flotando en un campo, mientras que el titiritero Ihonatan Ruiz, la mueve con sus hilos como un ejercicio para tranquilizar el alma.

HABITADA POR OTRAS ALMAS

PALOMA MARTÍNEZ

La muerte es una compañera de toda la vida, pero al mismo tiempo es la pauta para iniciar una relación mucho más etérea con el ser que se ha ido, explica la bailarina y coreógrafa Paloma Martínez, quien desde el 2005 ha explorado este tema en su montaje "Apariciones".

"Al hacer 'Apariciones' descubro la sensación de ser habitada por otras almas, por otros seres que ya tuvieron su tiempo de existencia en esta realidad que conocemos", dice.

La sensación de pérdida, es una constante en el discurso estético de Martínez, porque pretende generar emociones y sensaciones, pero también porque es un tema cercano a todos.

"Pretendo jugar con todos estos elementos, y principalmente que la gente que lo vea y escuche se imagine e interprete libremente al entrar en contacto con este mundo de la imaginación", narra.

La coreógrafa resalta que la muerte se conoce por experiencias propias y cercanas. En su caso, trata de digerirla e interpretarla a través del movimiento, la música y leyendas populares, pero también de enriquecerla a través de toda esa imaginería que existe en torno a la huesuda.

"Toda esa expresión en torno a la muerte me animó a hacer mi propia versión. Tanta leyenda de aparecidos que llegué a escuchar de niña, lo que te espanta en la penumbra, las visiones engañosas que producen las sombras, todo esto es lo que me ha inspirado para desarrollar este trabajo", recuerda Martínez.

Rebeca Pérez

CON LA MUERTE A UN LADO

MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ MEDINA

El pintor Miguel Ángel López Medina es una de las personas que creen que la muerte siempre está a lado de las personas.

Aún recuerda los primeros cadáveres que observó de niño, en El Salto de Juanacatlán, donde aparecían víctimas de las famosas Poquianchis.

"Las Poquianchis, las famosas criminales, vivían ahí y seguido (decían) '¡apareció un catrín muerto en la esquina!' y ya iba uno de niño a ver. No sé dónde los asesinaban, pero los iban a botar ahí en El Salto. Uno de niño no sabía qué era eso, nada más 'a ese lo van enterrar' (se decía)", narra el pintor.

Son esos recuerdos tan cercanos a la muerte los que inspiran a López Medina en su pintura: en muchas de sus obras aparecen personajes levitando...

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