Carlos Fuentes / Dos semanas para cien días

AutorCarlos Fuentes

Los "Cien Días" se refieren al regreso de Napoleón Bonaparte de su exilio en la isla de Elba en marzo de 1815, su campaña militar de Cannes a la Borgoña, coronada por el regreso a París, la fuga del Rey Luis XVIII y, finalmente, la derrota en el campo de Waterloo en junio y el exilio final de Bonaparte a la isla de Santa Elena, donde murió en 1821, prisionero de los ingleses.

Recuerdo el origen de los "Cien Días" porque el término se ha popularizado políticamente para indicar el periodo de gracia concedido a un nuevo gobernante, sobre todo en los Estados Unidos de América.

La Presidencia de Franklin D. Roosevelt -el "Nuevo Trato"- se inauguró, en 1932, en medio de la peor crisis económica anterior a la que hoy enfrenta Barack Obama. Roosevelt, como Obama, llegó al poder con una ola de optimismo que el Presidente aprovechó para lanzar, en sus primeros "Cien Días", una ola de iniciativas de ley destinadas a enfrentar a corto plazo, aunque no a resolver para siempre, los desafíos del momento.

Durante los "Cien Días", Roosevelt propuso leyes para los problemas de la agricultura, las hipotecas y el crédito, tratando de estimular la recuperación, además, con programas de préstamos, impulso al trabajo, ayuda a los más necesitados, combate al desempleo, reforma del sistema bancario y coordinación de los sistemas de transporte.

La Ley de Recuperación Industrial (NIRA) estableció, a pesar de la oposición de derecha, programas de empleo directo, construcción pública, y reducción de la semana de trabajo con protección de salario.

Y por último (ojo, Presidente Calderón) Roosevelt creó la C.C.C. (Cuerpo de Conservación Civil) para dar empleo a un cuarto de millón de jóvenes en tareas de reforestación, construcción de presas, preservación de bosques, plantación de árboles e irrigación de tierras.

Las medidas de Roosevelt, con éxitos tanto como fracasos, cobraron sentido pleno cuando los EE.UU. entraron a la Segunda Guerra Mundial con una fuerza de trabajo optimista, una industria recuperada y unas finanzas saneadas.

Barack Obama se enfrenta, por clara admisión, a la peor crisis desde 1932. Su respuesta contiene dos vertientes: la exterior y la interior.

En política externa, Obama, desde su primer día en la Casa Blanca, ordenó el cierre del campo de tortura en Guantánamo, Cuba. Se ha dado a sí mismo un año para cerrar la prisión. Ha pedido a países amigos de la Unión Europea que reciban a un buen número de los prisioneros actuales. Los europeos, que con...

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