Carlos Fuentes / Haití

AutorCarlos Fuentes

Miro una foto de una tristeza, dolor, crueldad y violencia inmensas: un hombre toma del pie el cadáver de un niño y lo arroja al aire. El cuerpo va a dar a la montaña de cadáveres -cincuenta mil en una población de diez millones-. Saldo terrible del terremoto en Haití.

Cuesta admitir que una catástrofe más se añada a la suma catastrófica de esta desdichada nación caribeña. 80% de sus habitantes sobreviven con menos de dos dólares diarios. El país debe importar las cuatro quintas partes de lo que come. La mortalidad infantil es la más alta del continente. El promedio de vida es de cincuenta y dos años. Más de la mitad de la población tiene menos de veinticinco años. La tierra ha sido erosionada. Sólo un 1.7% de los bosques sobreviven. Tres cuartas partes de la población carecen de agua potable. El desempleo asciende al 70% de la fuerza de trabajo. El 80% de los haitianos viven en la pobreza absoluta.

Los huracanes son frecuentes. Pero si la naturaleza es impía, más lo es la política humana. Primer país latinoamericano en obtener la independencia, en 1804, se sucedieron en Haití gobernantes pintorescos que han alimentado el imaginario literario. Toussaint L'Ouverture, fundador de la república, depuesto por una expedición armada de Napoleón I. El emperador Jean-Jacques Dessalines extermina a la población blanca y discrimina a los mulatos pero es derrotado por éstos. Alexandre-Pétion, junto con el dirigente negro Henry Christophe, convertido en brujo y pájaro por Alejo Carpentier en su gran novela El reino de este mundo, espléndido resumen novelesco del mundo animista de brujos y maldiciones haitianas. Fueron "Los jacobinos negros".

El verdadero maleficio de Haití, sin embargo, no está en la imaginación literaria, ni en el folclore, sino en la política. Sólo después de la ocupación norteamericana (1915-1934), Haití ha sufrido una sucesión de presidentes de escasa duración y una manifiesta ausencia de leyes e instituciones, vacío llenado, entre 1957 y 1986, por "Papá Doc" Duvalier y su hijo "Baby Doc", cuyas fortunas personales ascendieron en proporción directa al descenso del ingreso de la población, el desempleo y la pobreza. Patrimonialismo salvaje que intentó corregir, en 1990, el presidente Jean-Baptiste Aristide, exiliado en 1991, de regreso en 1994, y desplazado al cabo por el actual presidente René Préval.

Este carrusel político no da cuenta de las persistentes dificultades provocadas por la guerra de pandillas criminales, herederas de...

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