Carlos Vázquez Segura / Festejar la otra vida

AutorCarlos Vázquez Segura

México hace fiesta con todo lo que toca, cualquier pretexto es suficiente. Somos la nación "Rey Midas" de reuniones y pachangas. Tanto nos gusta congregarnos para festejarlo todo, que la vida nos resulta insuficiente; por eso también celebramos -anticipadamente- lo que vaya a venir después de este mundo.

No sabemos lo que nos espera tras la muerte; pero entre las ricas tradiciones prehispánicas, la arraigada fe católica, la penetración de valiosas doctrinas orientales y el amplio buffet de opciones filosóficas, metafísicas y religiosas a la mano, lo único seguro es que, en donde quiera que vayamos a parar, nos buscaremos para seguir celebrando.

Aquello en lo que cada quien cree que le espera después de morir es en lo que, generalmente, se basa la ética personal, el respeto que se otorga a los demás, la actitud que se le brinda al futuro y a la naturaleza, así como la gratitud que se ofrece al pasado y sus actores. Los problemas vienen cuando ya nadie sabe en qué cree, hacia dónde va, ni para qué; las confusiones surgen cuando las convicciones existenciales dejan su lugar a los disfraces que solo cumplen formalismos sociales.

Claro que la auténtica visión agnóstica de la vida tiene motivos propios y suficientes para sustentar una ética incluyente y respetuosa, basada en el espíritu del Derecho y en los profundos valores humanos y ecológicos. Sin embargo, para celebrar a la muerte, necesitamos creer que podremos superarla, lo cual hace necesaria la fe en un más allá. Si no hubiera creencias místicas arraigadas que nos prometan otra vida después de la terrena, no podría haber fiesta ni aquí, ni allá.

Los altares de muertos, los rezos, misas y mantras, los rituales diversos y hasta los recuerdos dolorosos, son parte de las celebraciones que no tendrían ningún sentido si no se creyera en un nuevo mundo para quienes ya partieron. La mayoría de las tradiciones y liturgias sobre la muerte se basan en creencias centenarias; sin embargo, la deshumanizada vida contemporánea, la injusticia imperante, la pobreza expansiva, la impunidad, el fatalismo, la superficialidad, la violencia y el sufrimiento fortalecen la fe de miles, como salvavidas de luz; pero debilitan y aniquilan la esperanza de otros tantos, sin dejar mucho espacio para la indecisión.

Si la expectativa de una...

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