Carlos Vázquez Segura / ¿Justifica el fin a los medios?

AutorCarlos Vázquez Segura

Retocando mucho las fotografías no se logra cambiar la cara de los modelos. Querer aparentar lo que no se es demuestra que resulta impresentable lo que se porta bajo la colección de antifaces y caparazones.

En política, cuando los parásitos de la democracia se reconocen como seres insolventes en todo aquello por lo que se pudiera llegar a merecer reconocimiento público, recurren al maquillaje, aplicando la siempre activa frase de Maquiavelo que reza: "El fin justifica los medios". De ese modo, la imagen que necesitan ofrecer en los anaqueles de la mercadotecnia partidista a fin de ganar un hueso en las urnas, bajo estas o a pesar de las mismas, les hace estar dispuestos a disfrazarse de lo que resulte conveniente con tal de lograr el mentado objetivo.

Aparentar lo bueno, disimular lo malo o -de a tiro- encubrir los delitos y desfalcos -tanto los ya realizados como los que se tenga planeado cometer- suelen ser los principales fines por los que la frase de Maquiavelo vive, aplica y se actualiza en el fangoso mundo de la política, donde pululan criaturas más pragmáticas y sucias que los mismos postulados del libro El Príncipe.

Qué triste es, que la política en casi todo el mundo se sostenga sobre los puntales de la apariencia, el disimulo y la falsedad que requiera la mercadotecnia; qué desesperanzador es saber que la democracia apesta más en los países donde mejor se multiplican el estiércol y los marranos. Cuán vergonzoso resulta el que algunos gobiernos -estando en funciones- encubran su miseria moral con brillantes trajes de adulación comprada.

El Gobierno mexicano del sexenio pasado buscó aparentar no ser ni hacer lo que realmente era y hacía, así como lo opuesto. Tales fines -sin embargo- requerían de medios adecuados para cubrir las variables de la ecuación maquiavélica. Lo más cínico y descarado de esta infamia fue la literalidad con que fue realizada, pues la búsqueda de dichos medios se hizo "al pie de la letra", abordando y corrompiendo a muchas empresas y personalidades de la comunicación, que sucumbieron ante el cañonazo de billetes que, en distintos calibres, les disparó la generosidad gubernamental del pasado.

Seguro estoy de que no fue la...

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