Carmen Aristegui F. / -18.9%

AutorCarmen Aristegui F.

Esa es la cifra que el jueves nos dieron: una caída de -18.9% del PIB real anualizado.

En medio del encendido debate sobre si hemos o no tocado fondo, el INEGI dio a conocer los resultados de la brutal caída registrada en el segundo trimestre de 2020. No hay registro en la historia de una contracción tan grande como la que ayer fue informada. La baja anual del Producto Interno Bruto, estimada para el T2 de este año, "...es la mayor en la historia de este indicador macroeconómico y supera con creces las bajas en 1995-T2 (-8.6%) y 2009-T2 (-7.7%)", escribió Julio Santaella, presidente del INEGI, remarcando el drama económico por el que atravesamos.

Ya nos podemos comparar -en un falso consuelo- con los indicadores de Estados Unidos y su estrepitosa caída de 32.9% anunciada también este jueves. El panorama general es desastroso por donde se le vea.

Con los datos de antier, se contabiliza el quinto trimestre consecutivo de crecimiento negativo.

El presidente López Obrador dijo ayer que estamos en fase de recuperación y que puede decir que ya pasó lo peor. Confía en que la recuperación vendrá en forma de "V". Gerardo Esquivel, subgobernador del Banco de México, coincide en el diagnóstico y, según sus cálculos publicados esta semana, la actividad económica caerá entre un 8% y un 12% en el tercer trimestre y entre un 4% y un 8% para cerrar 2020. "No sería sino hasta 2022 cuando esperaríamos regresar a los niveles de producción que teníamos cuando inició la pandemia".

Los fríos números se traducen en millones de personas afectadas en todo el mundo de manera directa. En el caso mexicano, rebasamos un millón de empleos perdidos. López Obrador optó por la "heterodoxia" y ha inyectado recursos a las franjas de población más desfavorecidas e insiste en que no tomará más deuda para enfrentar la crisis. No tomar deuda para inyectar recursos que impulsen la reactivación económica, como lo están haciendo otras naciones, es el gran punto de duda sobre la estrategia frente a la crisis.

Lo sabremos más pronto que tarde: o se logra librar la tormenta -apelando a que los que tienen o medio tienen se rasquen con sus uñas- o veremos el naufragio y destrucción de nuestra planta productiva. Si se logra lo primero, obviamente lo deseable, México tendría una mejor...

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