Carmen Aristegui F. / Pensilvania

AutorCarmen Aristegui F.

Estremecedor e indignante ha resultado el informe dado a conocer, hace algunos días, por el gran jurado en Pensilvania que reporta y describe con inusual crudeza la conducta inmoral y criminal de más de 300 sacerdotes de la Iglesia Católica, que atentaron en contra de la integridad, la dignidad y el equilibrio de más de un millar de niños y niñas a lo largo de siete décadas.

Con inusual crudeza se señalan y describen los miles de abusos y excesos cometidos por sacerdotes en contra de menores, muchos de los cuales estaban a su cargo.

Josh Shapiro, el fiscal general de Pensilvania, sacudió por su crudeza y por el alcance de una investigación considerada como la más grande que se haya realizado sobre pederastia clerical en Estados Unidos y tal vez en el mundo.

El informe judicial refleja la revisión de los documentos internos que se fueron acumulando, desde 1947, en seis diócesis católicas de ese estado de la Unión Americana. La mayoría "...demasiado antiguos para ser llevados a juicio", dijeron los investigadores, pero que muestran el comportamiento sistémico e histórico de la Iglesia en pro de la negación y el encubrimiento en casos de pederastia. Lo revelado esta semana no solo sacude, sino que vuelve a colocar a la Iglesia Católica frente al imperativo de un cambio profundo y trascendente que no sabemos si estará o no dispuesta a hacer.

Como es sabido y reconocido, nada así hubiera existido -por lo menos en dimensiones monstruosas como la de Pensilvania- de no haberse contado con un arraigado y asumido entramado de protección y ocultamiento institucional. Shapiro concluyó lo que -a estas alturas- puede parecer una obviedad, pero que es importante decirlo las veces que sea necesario para que no vuelva a ocurrir jamás: lo que hubo en Pensilvania fue un masivo abuso de menores que contó con un "...encubrimiento sistemático por parte de altos funcionarios de la Iglesia de Pensilvania y en el Vaticano".

Frente al demoledor informe, el Vaticano -aún el Papa Francisco no se manifiesta de forma directa- se pronunció en un comunicado y condenó "...inequívocamente el abuso sexual de menores". Dos palabras usó para referirse a las atrocidades reveladas y "...expresar los sentimientos frente a estos horribles crímenes: vergüenza y dolor". Llamar crímenes a los...

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