Cena por $3

AutorAndrés Martínez

El "Pollo" ya trae hambre. Son cerca de las 19:00 horas y no ha comido.

Le rugen las tripas.

Sentado en la banqueta de Federalismo, junto a otros hombres aguarda su turno. Por sólo 3 pesos, en el Albergue San Juan Grande les aseguran una cena.

Indigentes, vagos, limosneros, personas que están de paso por la Ciudad, migrantes centroamericanos, limpiaparabrisas, obreros, albañiles.

Son varios los que a diario acuden por un apoyo institucional para seguir sobreviviendo en la jungla de concreto.

"Va la siguiente ronda", grita uno desde la puerta.

Los indigentes se levantan de un brinco y entran en fila a un pequeño comedor donde hay tres mesas con lugar para ocho personas cada una. El alimento ya está servido.

A la sopa de pasta la complementa un platón de tostadas de maíz, una porción de ensalada de fruta y agua fresca.

El "Pollo" escoge un lugar y se queda de pie junto a la silla, aguardando las indicaciones del personal del albergue. Todos se descubren la cabeza.

De forma voluntaria, un indigente que ronda los 50 años y que luce varias canas en su cabellera dirige una oración antes de comer.

"Dales pan a los que tienen hambre y hambre de ti a los que tienen pan", reza mientras cierra los ojos y abre las palmas de las manos en señal de reverencia.

Sin chistar, los demás lo acompañan en la oración al unísono. Acto seguido, comienza la comilona. Nadie habla, no hay conversaciones. Todas la bocas están ocupadas masticando.

Como si fuera una competencia, el "Pollo", que aparenta unos 25 años, termina con su ración en menos de cuatro...

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