Cinexcepción / Bresson, otra vez

AutorHugo Hernández

Las efemérides y el paso fugaz de Luz Silenciosa (2007), de Carlos Reygadas por la timorata cartelera comercial local (y mi gusto y consideración, no está de más confesar) ofrecen el pretexto para regresar al realizador francés Robert Bresson.

Este año se cumplen 100 de su nacimiento (él señalaba 1907 como el año de su natalicio, pero otras fuentes citan 1901) y ocho de su muerte (el 18 de diciembre), sin embargo la recurrencia a Bresson y la mención de la cinta de Reygadas proceden de un origen común. En la conferencia de prensa que ofreció el francés y su equipo durante el Festival de Cannes y con motivo de El Dinero (L'argent, 1983), una periodista le hizo una pregunta-reproche: "Sus películas me parecen más interesantes que agradables; su estilo en específico frustra al público, ¿por qué hace películas frustrantes para el espectador"? La respuesta de Bresson fue otra pregunta, que no sólo me parece pertinente sino la cuestión de la relación entre la realización cinematográfica y su recepción: "¿De qué espectador habla usted?".

En la respuesta a esta pregunta se juega el valor del cine y remite automáticamente a la actitud del que va a la sala oscura. Si bien es cierto que abundan los cineastas que explican los malos resultados de sus cintas endosando la responsabilidad a la insensibilidad, ignorancia o incapacidad del espectador, también lo es que el gusto se forma... y se deforma. Y si en los años 20 del siglo anterior, antes de la irrupción del sonido, se desarrolló una cinefilia ilustrada, y el conocedor de las diferentes vanguardias podía sacar mejor provecho de las imágenes que veía, asimilar cabalmente las propuestas del montaje y de la puesta en escena, ahora el espectador...

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