CINEXCEPCIÓN / Bush

AutorHugo Hernández

Recientemente circuló, como parte del programa de la Muestra Internacional de Cine, Cállate y Canta (Shut Up & Sing, 2006), documental de Barbara Kopple y Cecilia Peck. En ella y con ellas asistimos al escándalo que protagonizaron en el 2003 las Dixie Chicks, un grupo country de medianos vuelos que se puso en la mira de algunos fanáticos luego de declarar en un concierto que les avergonzaba que George W. Bush fuera de Texas, como ellas.

El documental, como el grupo musical, no pasa de la medianía, es justo adelantar, entre otras cosas porque no asume una posición clara y profunda con relación a los temas que ventila. Uno en particular llama la atención, y es precisamente el que tiene que ver con el sujeto que avergüenza a las chicas Dixie.

Bush ha dado un buen pretexto a Michael Moore para engrosar su filmografía y su fisonomía: es su tema predilecto y cliente provechoso que voluntaria e involuntariamente ha alimentado los documentales Masacre en Columbine (2002), Farenheit 9/11 (2004) y Sicko (2007). De su mano, incluso, obtuvo ¡una Palma de Oro!

Ahora Oliver Stone, el oportunista, megalómano, confuso y ambiguo cineasta que se ubica gustoso en el centro de falsos y endebles debates políticos, amenaza con revelarnos en pantalla al hombre detrás del puesto.

Adelanta que así como Nixon (1995) fue una sinfonía, Bush se proyecta como "una pieza de cámara, y no tan oscura en tono". Antes de cerrar los oídos a un concierto que se antoja farragoso y odioso, vale la pena revisar los acercamientos al sujeto de marras, que ofrece los pretextos más contrastantes para que los norteamericanos se manifiesten políticamente.

A juzgar...

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